Leo con tremendo estupor el artículo de opinión del señor Martín Quirós Palau. Realmente parece que este señor ha vivido en una ciudad imaginaria y que además con sus artículos lo que pretende sea hacer daño más que aportar una opinión realmente provechosa. Culpa a Grezzi de todos los males actuales de Valencia sin ninguna justificación real y contrastada. Como si él hubiera hecho desaparecer de repente las avenidas, el metro y el tranvía y fuera el causante de la contaminación.

Señor Quirós, no sé qué Valencia es esa que usted describe, pero desde luego no es reflejo de la realidad y gracias a que ha habido cambios en las políticas de movilidad de esta ciudad. Le recuerdo que la OMS ha alertado de la alarmante relación entre enfermedades de todo tipo y la contaminación de las ciudades. Ya es hora de poner freno a los desplazamientos innecesarios en automóvil. Valencia es una ciudad de autopistas urbanas, donde el transporte público era ineficiente y escaso y los carriles bici mal diseñados, sin continuidad y puestos encima de la acera. Por supuesto que hay que frenar el uso indiscriminado del coche, para dar más espacio al peatón y a la bici, más saludable y menos contaminante. Se olvida usted que los impuestos de los que habla no cubren las externalidades que la contaminación genera en sanidad por citar algunas y además los carburantes son los combustibles más subvencionados por el Gobierno. Espero que la Valencia que usted describe no vuelva nunca y somos varios lo que así lo esperamos. Habla usted de que antes se respetaba la opinión y costumbres de los demás. Sólo ahora se han abierto procesos participativos permitiendo a los ciudadanos aportar su opinión y se están demandando más carriles bici. ¿Quién en su sano juicio va a jugarse el tipo en bici en una ciudad llena de coches como Valencia? Primero creemos espacios seguros para que la gente pueda moverse con seguridad y no encima de las aceras. No se preocupe que las bicis ya están en la calle y más que vendrán.

Habla usted de que antes se respetaba la opinión de los demás y que las políticas reflejaban la opinión de los ciudadanos. ¿Entonces, por qué tenemos una ciudad endeudada por grandes proyectos que no han servido para nada y que hoy son una carga económica, a los cuales muchos Valencianos nos opusimos sin éxito? Podríamos nombrar un sinfín, pero por ejemplo ¿Le recuerdo el desastre de la reforma de la Avenida del Puerto? Una autopista urbana donde se eliminaron árboles para poner más carriles para que los coches puedan ir más rápido. Lo contrario de lo que se está haciendo en toda Europa. ¿Le recuerdo el desastre de la Línea T2? ¿Dónde está esa Valencia eficiente de antaño? Las redes de buses deben redefinirse para hacerse más eficientes, el objetivo es desplazarse rápido en autobús, no como si fuera uno en un bus turístico y eso requiere que se modifiquen las líneas que tenían recorridos ineficientes. ¿Ha paseado usted por la Plaza de la Reina o Ayuntamiento? ¿De verdad le parece un centro digno de una ciudad como Valencia? Le recomiendo darse un paseo por ciudades europeas o españolas y ver lo que se está haciendo en ciudades de vanguardia. ¡Ah! Y no se piense que sus opiniones y sus costumbres son las opiniones y costumbres de todos los valencianos. Por suerte, como usted dice, la gente vota y cambian los gobiernos, y ahora tenemos un gobierno que cuida de su tierra y ciudadanos y no de los bolsillos de unos pocos.