«Es mucha ilusión. Para una persona creyente, que lo bautice el santo de Valencia...». Carlos Vicente Cogollos no puede acabar la frase, porque se emociona y se le entrecorta la voz. Atiende a este diario a las puertas de la parroquia de San Esteban, pocos minutos antes de que comience el bautizo de Martín Vicente Cogollos, el segundo hijo que tiene junto a su mujer, Olga Viana.

El pequeño, de casi dos meses, fue el elegido para ser bautizado el día de San Vicente mártir sobre la que, según la tradición, es la pila en la que en 1350 se bañó a Sant Vicent Ferrer. De ahí, como recuerdo a su figura, cada 22 de enero se bautiza a un pequeño que llega a la parroquia tras recorrer el centro junto a una comitiva, conocida como els Bults de Sant Esteve, que revive el bautizo del santo.

Martín Vicente nació el 28 de noviembre y de momento es «llorón y no sabe estar despierto». El padre -que prefiere conceder el protagonismo a la madre, quien está pendiente de Martín que, efectivamente, llora- afirma que es un día «muy especial» porque «estamos muy ligados a la Iglesia».

La familia ya cuenta con cierta tradición, ya que Carlos también tiene como segundo nombre Vicente. «Como muchos valencianos estoy bautizado aquí, en la pila de San Vicente y fui Niño de San Vicente de pequeño», explica. Por esto, para la familia es «un orgullo increíble que nos hayan elegido para este acto». Los progenitores estaban «nerviosos» y deseando que todo fuese bien.

Martín Vicente fue bautizado por el cardenal Cañizares, quien destacó que de esta manera, el bebé «queda unido a Cristo» y pidió: «ayudemos todos que este niño crezca en esta fe y madure en la fe» y que «San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer protejan a esta familia». Al final, el temporal «respetó» y la lluvia no tuvo casi presencia durante la mañana.

Más de 400 años de historia

Después de la procesión, el pasacalle en conmemoración al bautizo de San Vicent Ferrer transcurre en un ambiente menos sobrio y más festivo y alegre. La familia bajó del carro al que llegaron a la parroquia mientras sonaba el Himno de Valencia y se repartían caramelos.

Verónica Auxina es la madre del padrino de Martín Vicente y forma parte de la Asociación de la Pila Bautismal, que «ayuda a que la fiesta siga viva, año tras año». Asegura que es un día «muy emocionante» porque «son tradiciones ancestrales que mantienen vivo el espíritu valenciano y el espíritu de la fiesta vicentina», apunta.

Por otro lado, a la llegada a la parroquia, Bibi Romaguera también reparte caramelos a mayores y pequeños. «No te puedes ni imaginar lo emocionada que estoy. Esto es Valencia, la alegría la demostramos y la vivimos», asegura.

Este tradicional cortejo se celebra en recreación al bautizo de Sant Vicent Ferrer y existe documentación que constata que ya se realizaba antes de 1604, cuenta María Manglano, presidenta de la asociación. Según Manglano, una mujer ciega recuperó la vista tras toparse con el vientre de la madre de Sant Vicent. Por eso, tras este hecho que se consideró milagroso, numerosas autoridades y nobles asistieron al bautizo del menor.

En la recreación en la que participan una cincuentena de personas, aparecen carruajes, la madrina y el padrino, tres jurats, virreyes, monaguillos, damas... vestidos de época. Es «una tradición muy bonita que mantiene el pueblo», apunta la presidenta, y en la que siempre participa también la Fallera Mayor del año anterior, en esta ocasión Alicia Moreno, caracterizada de virreina.