El apoyo del alcalde, Joan Ribó, de Compromís, a los vecinos de la Casbah ha causado al menos sorpresa en el colectivo ecologista Acció Ecologista Agró, próximo a la citada formación política. Aunque muchos concejales de Compromís se definen como ecologistas, tras el temporal que ha socavado los cimientos de los chalés de la Casbah, ninguno ha querido agitar el «avispero» de la Casbah y han aboga por reponer las defensas de las casas.

Agró lleva años reivindicando la reversión de todas las construcciones declaradas fuera de ordenación y las que ocupan dominio público marítimo-terrestre en el parque natural de la Devesa-Albufera, entre las que se incluyen el hotel Sidi y la urbanización de la Casbah. Por eso la implicación de Compromís (socio de gobierno con PSPV y València en Comú) con las medidas que supondrán prolongar la vida útil de estas construcciones no terminan de entenderse en la formación ecologista.

La última acción reivindicativa en el parque natural fue una marcha que, bajo el lema «Todo El Saler para el pueblo», se llevó a cabo hace ahora un año para señalar las construcciones consideradas anomalías urbanísticas, entre ellas, el hotel Sidi, ubicado en primera línea de la playa, considerado «el Algarrobico valenciano» por los ecologistas, que reclaman su derribo.

Así lo explicó a este diario Victor Navarro, miembro de la gestora de Agró y además presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de la Albufera, quien apuntó que en la misma situación que el Sidi se encuentran las torres de apartamentos, la urbanización de la Casbah, la venta de toros de la Diputación y el Parador Nacional de Turismo. En esta línea, los ecologistas rechazan las medidas para prolongar o dar nueva vida a los edificios existentes. Las urbanizaciones, apunta Victor Navarro, han construido sus propios jardines propiciando la aparición de especies vegetales invasoras.

Para Acció Ecologista Agró en el parque sigue habiendo «anacronismos injustificados» como el hotel Sidi, que lleva cerrado y sin uso desde hace tres años. Precisamente el Govern de la Nau emitió hace unas semanas un contundente informe contra la concesión para la reapertura del hotel que han solicitado los propietarios de este edificio, declarado en el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia de 1989 fuera de ordenación por exceso de volumetría. El PGOU rebaja de seis a dos las alturas permitidas en la parcela del hotel, lo que supone la condena al derribo del edificio al final de su vida útil. El ayuntamiento rechaza la reapertura de este hotel y advierte de que no dará licencia para rehabilitarlo ni de actividad, al tiempo que apuesta por su derribo para la recuperación del cordón dunar de las playas, la única defensa natural que se ha demostrado eficaz frente a los temporales para evitar la regresión costera.

Los ecologistas también reclaman el desmantelamiento de otras instalaciones cuya presencia no se justifica en un parque natural como las instalaciones de la Dirección Provincial de Tráfico, que los ecologistas reclaman que se traslade fuera del parque. Agró valora acciones que ha puesto en marcha el Govern de la Nau para recuperar el uso público del parque como la apertura a los vecinos de la Casa Forestal del Saler, que durante años el ayuntamiento utilizó para agasajar a sus invitados ilustres.