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Espacio público no apto para menores

Calles sin niños

Que no haya pequeños en las calles no se puede achacar solo a los coches y a la televisión, que recluyen a los niños en las escuelas y en sus casas. El asunto es más complejo.

Calles sin niños

1. ¿Qué ha hecho el urbanismo y sus gestores para mantener nuestras ciudades en condiciones de igualdad para todos, incluyendo a los más pequeños?... poca cosa, es verdad. Pero no todos los urbanistas se han olvidado de los niños a la hora de planificar la ciudad. Es justo por tanto reconocer a aquellos que han pensado en los menores como protagonistas de primer orden de calles y plazas. He aquí una muestra.

Aldo van Eyck, arquitecto holandés, fue el primero en introducir en sus proyectos el punto de vista de los niños. Trató de sacar partido para ellos, aprovechando espacios residuales en la ciudad, a muy bajo coste. De 50 parques de juego en 1950, Ámsterdam pasó a tener 700 en 1970, tanto en las áreas centrales como en los suburbios: plazas, esquinas, rincones, patios, suelos vacíos, espacios marginales que fueron transformados en áreas de juegos para los pequeños. La regeneración urbana está mostrando hoy experiencias interesantes en algunas ciudades («Esto no es un solar», Zaragoza) y en la nuestra. Vegetación, bancos, pavimentos, piedras, colores, participación de los pequeños?

Jane Jacobs, una escritora norteamericana conocida por su libro «Muerte y vida de las grandes ciudades americanas» planteaba en los sesenta una lucha frontal contra quienes, en el Movimiento Moderno, despreciaban la calle y proponían grandes espacios abiertos entre torres y bloques. La palabra niño aparece 160 veces en su libro. Por ellos defendía la vida activa en las calles, garantía de seguridad, la presencia de los menores en la vía pública y de alguna manera, contra su aislamiento en los parques.

Más conocido es Francesco Tonucci («La ciudad de los niños») quien afirma: «Hasta ahora se ha pensado, proyectado y evaluado la ciudad tomando como parámetro un ciudadano medio con las características de adulto, hombre y trabajador, y que corresponde al elector fuerte» . Con ello, el resto de los ciudadanos que no se ajustan a ese perfil, quedan excluidos y se convierten en ciudadanos de segunda categoría. Su propuesta consiste en sustituir a ese ciudadano medio por el niño, con lo cual nadie quedaría excluido de la ciudad, la ciudad serviría para todos.

2. En Valencia. Que en las calles de nuestra ciudad no hay niños no es una teoría, es una evidencia. Tan solo se dejan ver en las vacaciones de fin de año, eso sí, custodiados por mayores. En esto no somos una excepción.

Los primeros gobiernos democráticos de los ochenta mejoraron la situación de muchos de nuestros barrios, abriendo parques y espacios libres. Espacios que sin embargo no siempre reúnen la necesaria intensidad de vida urbana. Piénsese, por ejemplo, en aquellos parques rodeados de edificios con locales en planta baja sin actividad, o cercados por calles con tránsito intenso. En Ciutat Vella y en el Ensanche las carencias son especialmente notables.

El jardín del Turia fue, y sigue siendo, el proyecto más destacado. Ciento cincuenta hectáreas libres, un tamaño similar al del centro histórico. El conjunto de espacios públicos que forman ese parque y las playas de la ciudad constituyen la mayor y mejor aportación urbanística de la Valencia contemporánea. Mientras, el Parque Central está a la espera.

3. El diseño. Sabemos por experiencia, que de niños solemos preferir prácticas minimalistas, y muy baratas, para satisfacer nuestra curiosidad y nuestro tiempo libre. La naturaleza y la misma ciudad nos proporcionan ambientes y herramientas sin apenas coste para mantenerlos activos e interesados. Lo mismo ocurre con los juegos, con el espacio libre de los parques.

Muchas veces los diseñadores se complican la vida y la de los pequeños, proponiendo recursos absurdos que no captan el interés de los niños. Los equipamientos actuales (pocos y muy rígidos) están básicamente dirigidos a una determinada franja de edad, excluyendo las de 0 a 3 años, que no tienen su espacio.

Pero el gran reto sigue siendo un nuevo diseño de calles y plazas para la gente, para todos.

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