La climatización de monumentos y edificios antiguos con protección patrimonial suele ser un problema de difícil solución técnica dadas las actuales exigencias conservacionistas. La buena climatología de Valencia con inviernos suaves suele ayudar, sin embargo, en caso de bajadas bruscas de las temperaturas algunos museos municipales se convierten en neveras. Es el caso de la Lonja, una joya del gótico civil declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, donde la solución para combatir el frío ha sido comprar varias estufas o calefactores eléctricos para subir la temperatura.

La lonja, uno de los edificios más visitados por los turistas, carece de sistema de climatización, un problema que comparten otros monumentos de la ciudad como las Torres de Serrano y las de Quart, que en la actualidad funcionan como museos y donde el ayuntamiento también ha colocado varias estufas para hacer más agradable la estancia a los visitantes y a los trabajadores.

En total, la junta de gobierno aprobó el pasado viernes un gasto de 790 euros para abonar el contrato de suministro de calefactores para estos tres monumentos.

Los sistemas de climatización conllevan la instalación de tubos y anclajes, no siempre compatibles con la conservación del patrimonio histórico. En el Mercado Central la climatización interior es desde hace años un quebradero de cabeza para los vendedores, que han propuesto sin éxito al ayuntamiento la instalacion de cerramientos en las puertas para mantener una temperatura estable en el edificio, donde en verano echan mano de grandes ventiladores suspendidos del techo para combatir el calor. El aire acondicionado que se instaló en la última reforma no funciona como se esperaba.

Los sistemas de climatización en algunos monumentos suelen esconderse entre falsos muros y techos, lo que permite ocultarlos a la vista, si bien dificulta su mantenimiento.