El Ayuntamiento de Valencia confía en que la Demarcación de Costas apruebe en la reunión que se celebrará previsiblemente este viernes la construcción de la escollera para proteger la urbanización de la Casbah, cuyo paseo máritimo quedó reducido a escombros tras el último temporal marítimo. El Ministerio de Medio Ambiente asegura al respecto que «las medidas que ahora se ejecuten son medidas puntuales para reparar los daños producidos por el temporal» y añade que la Estrategia para la Protección de la costa Sur de Valencia, ya aprobada por el Gobierno en la pasada legislatura, «aporta alternativas para tratar de solucionar definitivamente los problemas de regresión en esta zona del litoral valenciano».

Dicha estrategia de hecho no prevé la construcción de escolleras en las playas del parque natural para frenar la regresión. De hecho, fuentes del Ministerio de Medio Ambiente recordaron, en relación a las viviendas afectadas por la regresión, que la ley de Costas «establece que los propietarios de los terrenos amenazados por la invasión del mar podrán construir obras de defensa, previa autorización o concesión de ocupación del dominio público, siempre que no perjudiquen a la playa ni a la zona marítimo-terrestre». Las obras de defensa impulsadas por los propietarios afectados por la regresión deberán contar en todo caso con el visto bueno de Costas.

Aunque el propietario del suelo de las viviendas de la Casbah es el Estado por estar dentro de la zona de dominio público marítimo-terrestre, los vecinos de la Casbah cuentan con una concesión de Costas a 75 años para ocupar sus casas.

La idea de que los propietarios de la Casbah puedan hacer frente a la construcción de sus propias defensas frente a temporales no resulta viable para el concejal de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Valencia, Vicent Sarrià, quien insiste en que la responsabilidad es de Costas. El presupuesto que se baraja para la escollera de la Casbah es de 600.000 euros.

Las medidas de protección previsas en la estrategia del ministerio son trasvases de arena y la prolongación de los espigones en la playa de Pinedo. El ayuntamiento reclama que se concreten los aportes a las erosionadas playas del sur de Valencia, en regresión por el efecto pantalla del puerto de Valencia y por la ausencia de sedimentos, cuyo coste se estima en 50 millones de euros.