La costa es hoy día uno de los bienes más valiosos desde las perspectivas social y ambiental. El litoral es un medio con espacios naturales únicos, donde se plantea la solución de muchas necesidades de la población y su asentamiento, de infraestructuras para el transporte, de suministro y depuración de aguas de consumo y usadas, etc. Además, el espacio costero ha sido apetecido cada vez más en los últimos tiempos, mientras que antiguamente se rehuía de él por sus escasas condiciones de seguridad y salubridad. Hoy día más de la mitad de la población mundial vive en la franja costera y se estima que en 2025 será el 75%.

La preocupación por la preservación y por el uso correcto de los recursos costeros y marinos ha ido afortunadamente creciendo en las últimas décadas. En el estudio de la costa han confluido siempre muy diversas ramas del saber: ingenieros, cartógrafos, geógrafos, biólogos, economistas y muchas otras.

El litoral juega un papel fundamental para la vida humana: es zona de transición entre mar y tierra, mantiene el equilibrio natural de la vida humana, tiene un papel estratégico en el desarrollo económico y, a su vez, una función primordial para el recreo físico y psíquico de las poblaciones y la satisfacción estética y cultural.La costa tiene a nivel mundial problemas cada vez mayores derivados no solo del (constatado) cambio climático, sino de fenómenos derivados de la contaminación, la agricultura, la industrialización, la degradación urbanística, la destrucción de sus ecosistemas, aunque también del subempleo de las poblaciones. Protección y desarrollo de la costa deben conciliarse, haciendo posible en nuestro caso el desarrollo de un turismo adaptado a cada área y respetuoso con su patrimonio natural y cultural. Es necesario organizar el espacio costero, administrarlo con perspectivas ambientales y de sostenibilidad, prevenir los riesgos, controlar el turismo y hacer partícipe de todo ello a la población para definir sus objetivos y sus planes.

La Generalitat Valenciana preparó su estrategia sobre el litoral y tiempo atrás la Agència Valenciana del Turisme actuaba sobre nuestras playas, propugnaba estudios, formación, etc., líneas que no subsisten desde hace ya un buen número de años, mientras a la vez reclamaba competencias. Todo ello sabiendo que nuestra costa es uno de los recursos más valiosos con que contamos.Las formas costeras, tal y como hoy las encontramos, son el resultado de la evolución en el tiempo. Y en ese resultado influyen, como siempre ocurre en la situación y salud de los recursos, las características del medio costero y marino, pero también la acción del hombre a lo largo del tiempo y las correcciones ambientales. Muchos de los recursos naturales disponibles han sido puestos en uso y han registrado ocasionalmente efectos negativos. No cabe duda de que en nuestra costa confluyen numerosos intereses de suma importancia. Para nuestra geografía y ámbito mediterráneo, la costa se ha trasformado profundamente „ en las últimas décadas muy especialmente, por el desarrollo económico, turístico y urbanístico„, cambiando sus condiciones naturales. Para los valencianos la costa ha sido lugar para su asentamiento y para desarrollar en buena medida su capacidad productiva y económica. Los efectos del puerto de Valencia sobre la costa están descritos ya mucho tiempo atrás. Pero no cabe duda, por otra parte, de su bondad y necesidad, lo que no le exime de realizar las correcciones ambientales necesarias de sus efectos sobre la costa.

Argumentar que el puerto no puede aplicar recursos fuera de su espacio propio no tiene sentido. Detener el seguimiento y el análisis de sus efectos sobre la costa cinco años después de concluir su ampliación, tampoco. El reciente temporal, más allá de confrontaciones políticas, exige una reflexión teniendo en cuenta que ha sido ciertamente extraordinaria. Produce daños también inusuales, fuera de lo habitual, pero nunca desconocidos, no previsibles. Lo que ya sabemos muchos años es que nuestras costas están sufriendo la erosión constante. Y lo que sabemos „y muchos municipios, especialmente los que tienen grandes intereses en juego, tomaron medidas importantes„, es que hay que tener un trabajo constante sobre sus recursos naturales para poderlos preservar. Las soluciones técnicas son varias, mucha de ellas si no innovadoras, sí al menos actuales y de marcado carácter ambiental: regeneración dunar, construcción de arrecifes, trasvases de arenas, etc. Desde 1992 se han venido desarrollando trabajos de seguimiento de algunos tramos costeros: hasta 2005 se hicieron trabajos de seguimiento de las playas de El Saler, de los efectos del puerto de Valencia, etc. Pero no se han mantenido, las conclusiones han ido quedando bloqueadas, sin que tengamos hoy la información conveniente y necesaria de qué es extraordinario y qué no tanto. Hoy es imprescindible actuar, pero hagámoslo con perspectiva y más allá de poner el parche necesario en el momento preciso. Crear un observatorio en el que confluyan las numerosas entidades interesadas „ organizaciones ciudadanas, administraciones, empresarios turísticos, del transporte marítimo y de muchos otros subsectores, universidades, etc„, nos podrá aportar en el futuro ventajas no inmediatas, pero sí innegables. En general la costa valenciana se encuentra en recesión.Ante la situación de riesgo de la playa de la Devesa, y del conjunto de las playas al sur, como en tanto otros enclaves costeros son necesarias actuaciones sobre las playas. La pérdida anual de sedimentos en las playas al sur del puerto de Valencia es superior a los diecisiete mil metros cúbicos por año, lo que nos obligaría a un vertido anual de más de veinticinco mil metros cúbicos para mantener una situación de cierta estabilidad, aunque ese volumen únicamente se mantendría un año. Para asegurar la sostenibilidad de al menos diez años sería necesario verter un volumen de más de doscientos cincuenta mil metros cúbicos y, sobre todo, tener información de cómo va evolucionando y comportándose la playa. En una playa, como en una carretera cuando nieva, no hay que esperar a que nieve y se bloquee, hay que preverlo y actuar. Si solo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena, cada cierto tiempo seguiremos escribiendo la crónica de una muerte anunciada.