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El edificio «Veles e Vents» ya no será el icono de la nueva Marina de València

El nuevo plan estratégico prevé un hotel, un museo, un polideportivo náutico y un circuito del running

El plan estratégico para la Marina de València que el nuevo director general del Consorcio Valencia 2007, Vicent Llorens, ha puesto sobre la mesa del alcalde, Joan Ribó, prevé convertir en cinco años este enclave estratégico lastrado por las deudas en un espacio económicamente sostenible y autosuficiente con una imagen de marca renovada para romper definitivamente con la etapa de los grandes eventos.

Bautizar los edificios

La nueva imagen de la dársena (que pasa de ser Marina Real Juan Carlos I a Marina de València) relega el icónico edificio «Veles e Vents» construido por Chiperfield y apuesta por una logotipo en forma de ola, evocador del estilo de vida mediterráneo, con el que se espera conectar con el público local y acabar con la visión de la marina como un espacio elitista. Los elementos inanimados como edificios emblemáticos y barcos no representan el nuevo rumbo que los actuales gestores de la marina quieren darle, apunta el plan estratégico que ya se ha presentado a las administraciones consorciadas.

Para que los valencianos se identifiquen y hagan suyo este espacio, el consorcio quiere iniciar un proceso participativo para poner nombre a los distintos espacios que forman la marina.

Los nuevos responsables del consorcio abogan por un nuevo modelo de gestión más ágil y plantean sustituir el consorcio donde están representadas las tres administraciones (Gobierno, Generalitat y ayuntamiento) por una agencia de desarrollo territorial. El órgano que gestione la marina, apunta el plan estratégico, no puede ser un mero agente inmobiliario. Los responsables del Consorcio quieren además que se declare la marina espacio de interés general.

El plan estratégico destina los docks a espacio cultural y apuesta por el deporte al aire libre con la creación de un circuito de running que recorrería el perímetro de la marina y que estaría construido en 2018. La estrategia del consorcio incluye un hotel junto a la antigua estación marítima y un polideportivo náutico y un varadero industrial en la marina exterior.

Los tinglados 4 y 5 serán espacios de innovación y culturales y se crea una zona de juegos infantiles en el encuentro de la dársena con el paseo marítimo, al lado del club de playa.

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