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Regeneración urbana

Universitarios y turistas, a la conquista del Cabanyal

Los vecinos no quieren ser otro Benimaclet y reivindican inversiones que repueblen el barrio y fomenten la cohesión social

Inversiones universitarias, turísticas y culturales.

El barrio marinero del Cabanyal se ha convertido, al hilo del nuevo plan urbanístico sin derribos que apuesta por la rehabilitación y del anuncio de ayudas públicas, en punto de interés para los inversores. En este barrio, por su proximidad a los campus de Vera y Tarongers y su entorno privilegiado junto al mar, pusieron hace unos años sus ojos las universidades públicas y ahora lo hacen las privadas.

El ayuntamiento ha visto el potencial del Cabanyal como barrio universitario y tiene en marcha dos residencias para estudiantes en las calles Marqués de Guadalest -a pocos metros de Tarongers- y en Escalante -a espaldas de la Estación de Serrería-. Son dos pequeñas residencias de estudiantes, en edificios de no más de dos alturas.

Proyectos a escala de barrio y de menor impacto que el campus para 5.000 estudiantes que la Universidad Europea (del grupo norteamericano Laureate Education) quiere ubicar en unos terrenos municipales ubicados entre Serrería y Blasco Ibáñez.

Aunque fuera del núcleo histórico de calles estrechas y viviendas de estilo modernista popular, también ha tomado posiciones en el Cabanyal el grupo inversor británico Princeton Investment, que acaba de comprar la antigua sede de la Conselleria de Medio Ambiente, en la calle Francisco Cubells, para convertirla en una residencia universitaria de 350 plazas, una de las más grandes que habrá en la ciudad.

El interés de las universidades por el barrio es acogido con cautela por los vecinos, que advierten de que «antes que nada es necesario resolver los problemas de convivencia y venta de droga» de este barrio con más de un centenar de casas okupadas, algunas a unos metros de los solares donde los inversores extranjeros han fijado sus miradas.

Los vecinos del Cabanyal aseguran que «el barrio tiene mucho potencial» pero miran a Benimaclet, un barrio que, a diferencia del Cabanyal, sí se ha beneficiado de tener cerca un campus con 50.000 estudiantes. Benimaclet tiene mucha gente joven, los estudiantes han ayudado a dinamizar la zona, el comercio, la rehabilitación de las viviendas, «pero ser un barrio universitario también tiene problemas como el ruido y la despoblación en verano», apuntan los vecinos del Cabanyal para reivindicar su derecho a decidir qué se hace en el barrio.

Después de más de 16 años batallando contra la prolongación de Blasco Ibáñez y los derribos «no queremos que ahora se empiece a especular con el suelo», advierte el portavoz de Salvem el Cabanyal, Tino Villora. Este histórico dirigente vecinal asegura que «no queremos convertirnos en un barrio universitario sin más, ni perder la identidad, hay que buscar un equilibrio». Villora aboga por iniciativas que fomenten la repoblación del barrio y la cohesión social respectando las condiciones urbanísticas. El parcelario pequeño del Cabanyal, sin grandes pastillas de suelo, juega a su favor.

Sobre la Universidad Europea, los vecinos recelan y piden garantías para que «un suelo municipal no acabe ocupado por un centro comercial». Los vecinos defienden el comercio de proximidad.

Además de universitarios, el barrio está atrayendo a los turistas, como así lo evidencian los cuatro edificios que se están rehabilitando para convertirse en pequeños alojamientos hoteleros, en su mayoría apartamentos, como el que acaba de abrir el empresario Emiliano García y Olga Juhasz en la calle Barraca en un edificio de 1898. En esta zona marinera ya funcionan de manera más o menos organizada varios guías turísticos. Los miembros de Salvem el Cabanyal también ofrecen de manera altruista visitas guiadas.

Los vecinos tienen claro que quieren un turismo sostenible y vinculado a la cultura y a la historia del barrio. El futuro centro cultural del antiguo matadero (l´Escortxador) de la calle San Pedro será pieza clave en este sentido. En este edificio, cuya restauración se ha incluido en el programa de financiación europeo Edusi, se ubicará el archivo histórico del barrio y se estudia la posibilidad de que haga las veces de oficina de turismo ofreciendo información y rutas turísticas por las calles de la barriada.

La rehabilitación de la centenaria Lonja de pescadores y la Casa dels Bous, a solo unos metros del mar, son dos proyectos motores para la dinamización cultural del Cabanyal que intenta impulsar el Govern de la Nau. La rehabilitación de la Lonja, con un presupuesto de 800.000 euros, está incluida en la línea de financiación del Area de Rehabilitación Urbana (ARRU) y ya se está redactando el proyecto. La rehabilitación se centrará en los exteriores y en el patio interior de la lonja que será un espacio abierto vinculado al futuro Museo del Mar, que tendrá una de sus sedes en la Casa dels Bous para albergar actividades culturales y exposiciones temporales. La restauración de la Casa dels Bous se ha incluido dentro de la estrategia de desarrollo (Edusi), con una inversión global de 30 millones, pero está en un estado más embrionario.

Junto a la Lonja de pescadores y la Casa dels Bous se encuentra la fábrica de hielo, de la que se abastecían las barcas de los pescadores y que se ha convertido en un original espacio lúdico y cultural gestionado por una asociación cultural donde se ofrecen desde talleres para familias a música en directo y hasta «food truck».

Dentro de la Edusi se han empezado a redactar los proyectos para la zona deportiva del bloque Ruiz Jarabo, considerado un elemento de cohesión social para los vecinos, muchos de ellos familias gitanas, de estos bloques de viviendas.

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