Despierta los recuerdos más olvidados. No se puede evitar. Quien pase ahora por la explanada del Pont de Fusta, en la parte que da al antiguo cauce del Turia, verá como su mirada se gira, de forma casi inevitable, hasta un antiguo trenet, verde oscuro, con asientos de madera. Los que solo saben del trenet por los libros o lo que dicen sus padres o abuelos lo mirarán con curiosidad. Los que hayan viajado en él, de pequeños o jóvenes, rememorarán casi de forma instanténa viejos recuerdos y pequeñas anécdotas. Y sino que se lo digan a Joan Ribó, quien ayer, en la inauguración de la exposición que conmemora el 30 aniversario de FGV - y cuenta con este trenet como elemento estrella de la muestra - recordó los viajes que él hacía cuando era estudiante.

Y es que este año se cumplen 30 del nacimiento de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), momento en el que el gobienro autonómico comenzó a gestionar la explotación de los servicios ferroviarios. Para conmemorar tres décadas de transformación, FGV ha organizado una exposición en la antigua estación del Pont de Fusta con intinerarios, curiosidades y artículos de coleccionista.

La exposición se inauguró ayer con la asistencia del president de la generalitat, Ximo Puig; el alcalde de València, Joan Ribó; la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador, y el gerente de esta empresa pública, Ángel García de la Bandera. En los parlamentos no faltó una reivindicación clara: «Este año ya no hay excusas, la Comunitat Valenciana tiene que recibir los recursos necesarios que reciben las otras comunidades. Puesta en marcha la Autoridad Metropolitana de Transporte no puede continuar la marginación del Gobierno central». Lo dijo Puig, pero lo recalcaron Salvador y Ribó. Si el objetivo es «mejorar el servicio» y «seguir creciendo» hace falta «una financiación adecuada» y «el contrato-programa», una ayuda del Estado «fundamental para mejorar la conexión entre València y su área metropolitana».

Para demostrar la apuesta firme del gobierno autonómico de entonces - en palabras del president Ximo Puig «se podía haber privatizado la gestión, como hizo Reino Unido»- FGV entregó ayer tres galardones. Dos de ellos, para los gestores de aquella empresa que comenzaba - José María Ribero y Eugenio Burriel - y un tercero para Joan Lerma, el president de la Generalitat en aquellos años.

Ahora bien, tanto Salvador, como Puig, como Ribó destacaron el accidente de metro de 2006 como «el pero momento y la peor gestión de FGV». Pidieron perdón a las víctimas y sus familiares por la «nefasta gestión del Consell» y aseguraron, de forma contundente, que «no les volveremos a fallar».