En las dos pasadas reuniones de la Mesa de la Movilidad se habló mucho de la posibilidad de que València restrinja el aparcamiento nocturno en el carril bus. Fue una petición clara de los colectivos de taxistas y de conductores de la EMT, en pro de mejorar la calidad del servicio público. Pero sobre todo fue una exigencia de los distintos colectivos de personas con movilidad reducida (mayores, invidentes o parálisis cerebral, entre otros), y también de las asociaciones vecinales que rechazan el descontrol del ocio nocturno, como Ciutat Vella o Russafa.

Todo indicaba que la cuestión se iba a tratar en la convocatoria de ayer para tomar una decisión de restringir el uso nocturno del carril en aquellos casos más necesarios, pero finalmente la sesión se cerró sin una mínima mención.

Tan solo la Federación de Hostelería mostró entonces su rechazo frontal a esta medida en la Mesa de Movilidad, mientras que la Federación de Vecinos se mostró partidaria en un primer momento de reducir el horario de uso y, más tarde, aseguró que necesitaba consultarlo con sus asociados para decidir si aceptaba la propuesta de limitar su uso. En todo caso parece necesario que antes de tomar una decisión de este calibre, el Ayuntamiento de València estudie bien que alternativas puede ofrecer a usuarios de los barrios periféricos y el extrarradio que suelen usar el carril bus en sus noches de ocio.

Hay que recordar que un estudio de la concejalía constató que la ocupación mayoritaria del carril bus se hacía por motivos de ocio (un 75%) y que entre semana solo lo usan 226 coches de residentes (de un parque móvil de unos 400.000 vehículos).

Los moteros se quejan

Sí se habló ayer en la Mesa de la Movilidad de la segregación de carriles de la EMT, una medida que la Plataforma Motera por la Seguridad Vial criticó por el uso de separadores de caucho que, en su opinión, pueden ser perjudiciales para los motociclistas en caso de caída. La presidenta, María José Alonso, también puso en duda que la pintura roja usada en el anillo ciclista sea la más adecuada, y asegura que puede provocar caídas tanto de usuarios de bicicletas como de motos con índices elevados de humedas o lluvia. El gerente de la EMT, Josep Enric Garcia, defendió la segregación de carriles para los buses como la medida más efectiva para mejorar el servicio público. «Percibimos una mejora en la velocidad comercial, pero sobre todo una mejora del 14% en la regularidad de las líneas de Matías Perelló y Centelles», donde se ha aplicado.