Una gran comitiva de ciclistas recorrió ayer el flamante anillo ciclista en un acto convocado por València en Bici-Acció Ecologista Agró para celebrar de forma festiva su apertura. La asociación mostraba su alegría junto a los usuarios de este medio de transporte nada más y nada menos que 23 años después de que propusieran esta infraestructura al ayuntamiento. Ayer incluso volvieron a mostrar una pancarta utilizada en el año 1994 para reclamarlo.

Y lo que quedó claro ayer es que se trata de un gran paso para este medio de transporte pero también que obligará a ciclistas, conductores y peatones a poner mil ojos para evitar problemas. De hecho ayer los propios ciclistas contaban a este diario que quienes pedalean deberán ser los primeros que tengan que respetar las normas y aprender a compartir el espacio con otros vehículos para evitar accidentes.

Es desde luego un claro ejemplo de una idea que se gestó en la sociedad civil y que finalmente ha recogido la administración para hacerla realidad, en este caso la concejalía de Mobilitat Sostenible, que dirige Giuseppe Grezzi, quien desde el primer día apostó por convertir el anillo en un símbolo del Govern de la Nau. El ayuntamiento de Rita Barberá había llegado a plasmar el proyecto sobre el papel pero nunca llegó a ejecutarlo y el actual gobierno municipal lo llevó a cabo tras realizar diversos cambios en sus estructura. Y aunque ayer no era una inauguración oficial, sino un acto de la asociación, no faltaron ni Grezzi-que fue miembro activo de la entidad- ni el alcalde de València, Joan Ribó, quien al frente del ayuntamiento ha convertido la bici en parte de su relato de una nueva forma de gobernar. El Govern de la Nau acordó no inaugurar obras ni inversiones, por lo que ayer quienes cortaron la cinta fueron varios pequeños y pequeñas ciclistas que entregaron al alcalde y Grezzi un trozo de la misma. También se llevó el alcalde, para colocarlo en su despacho como dijo, el cartel que hace 23 años la asociación diseñó para pedir el anillo ciclista.

Efecto en el turismo y el comercio

Ribó felicitó a la asociación, «que son los padres de la criatura», y definió el anillo como «un adelanto muy importante», al tiempo que insistía en que las obras no solo afectan a las bicis sino que también se han hecho mejoras en aceras y pasos de peatones. «Estoy seguro que de cara al turismo tiene un efecto muy importante. Y como detalle decir que en la ciudad están aumentando las tiendas de alquiler de bicis y también ayudará al comercio de todo el centro. Porque reitero una idea que es obvia, y es que la gente no compra en coche. Compra cuando va caminando, cuando puede dejar la bici y ver un escaparate».

Sobre los críticos con esta infraestructura, el alcalde apuntó que «es normal que al inicio haya algunos problemas porque la movilidad siempre tiene un periodo de adaptación» y apuntó que València va «en la misma dirección» que Nueva York, Copenaghe, París o Londres» al respecto de una movilidad más sostenible.

Por su parte el concejal Giuseppe Grezzi destacó que el anillo será «antes y un después, porque se incrementará mucho el uso de la bici y hará que la gente poco a poco vaya cambiando de medio de locomoción, para hacer una ciudad mucho más amable. Es un sueño hecho realidad».

El «test» de los usuarios

Así, tras hacer sonar sus timbres, los asistentes se dividieron por grupos para recorrer el anillo en dos sentidos y así encontrarse frente a las Torres de Serranos para comentar sus sensaciones. Participaron jóvenes, no tan jóvenes, y también niños y niñas con su bici o en la sillita. Era el momento de redescubrir el centro en bici.

«He venido desde Benimaclet. El anillo es práctico y cómodo. Todo es mejorable pero se nota que está hecho con calidad y mimo», comentaba David, quien hace al año 4.000 kilómetros por la ciudad. Por su parte Miguel Torres, que cuenta con movilidad reducida y se desplaza en triciclo adaptado, comentaba que «antes venía al centro con más peligro. A veces me tocaba desplazarme por el asfalto y otras por la acera con los peatones, así que nos cambia totalmente la vida. Ahora tenemos una movilidad antes impensable». Liliana Ramírez comentaba que «antes tenía que pensarme el recorrido para venir al centro, buscando las calles más tranquilas» y destacó que «hay tramos mejorables» como el que sube a la acera frente al IVAM, así como que «antes muchos iban a su bola y ahora deberán más que nunca seguir la norma».

Eso decía Liliana respecto a los ciclistas. Pero también este anillo es una novedad para los coches, que lo han de cruzar en las intersecciones y que como ayer comprobó este diario podría suponer problemas de no ir con toda la atención.

De hecho quien escribe circulaba con la comitivia y tuvo que frenar teniendo preferencia para no ser arrollado en uno de estos cruces por un coche que giraba hacia una calle sin mirar el carril bici. La atención a la vía por lo tanto deberá ser ahora más importante si cabe.

Alguna ciclista, como Elena, incluso proponía que una vez logrado este anillo le gustaría «que hubiese un segundo», señalaba, como una siguiente circunvalación radial. «Pienso que este anillo se va a llenar en breve solo con la afluencia de los turista».