Fue en 1617 cuando San José de Calasanz, ya mayor, decidió que su labor educativa con los más necesitados debía perdurar en el tiempo. Después de haber creado escuelas para niños sin recursos en Roma, donde fue testigo de la pobreza, consiguió que el papa Paulo V otorgara su aprobación a la Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que más tarde se convertiría en Orden Regular Mendicante. Aunque la orden fue disuelta un tiempo y pasó por momentos difíciles, años después de la muerte de su fundador se recuperó este ministerio educativo que, en la actualidad, cuenta con tres colegios concertados en la ciudad de València, a los que asisten 3.500 alumnos; varios centros en la Comunitat Valenciana y otros muchos por toda España, en los que los alumnos lucen el uniforme azul marino con letras y detalles en naranja.

Así, la labor docente y la dedicación de San José de Calasanz (Peralta de la Sal, Huesca, 1557-Roma, 1648) se mantienen vivas cuatrocientos años después. Ayer, la comunidad educativa de la ciudad se reunió en la Catedral, donde el cardenal Cañizares celebró una eucaristía. Y es que, además del 400 aniversario de la creación del instituto religioso, 2017 es Año Jubilar Calasancio, ya que también se conmemora el 250 aniversario de la canonización del fundador (1767).

«Los 400 años se llevan divinamente; es una maravilla. Es una orden necesaria y que vive lo que hace», explica Amparo Cerverón, profesora de uno de los centros. Para ella, el rasgo característico de los colegios es que se mantiene «el espíritu de San José de Calasanz»: «preocuparse del pobre, del más necesitado...».

«Me gusta la educación, el carisma que le imponen a los niños», explica Rosario Nicolau, madre de tres alumnos. «Mi marido fue allí, nos gustaba mucho y decidimos que los niños fueran al mismo colegio: todos formamos parte de las Escuelas Pías», concluye.

La costumbre del diálogo y el debate en profundidad, son dos de los retos que Daniel Hallado cree que tienen las Escuelas Pías. El provincial de los Escolapios de Betania, asegura que afrontan el aniversario «con una clara voluntad, tanto de fidelidad a nuestra misión, actualizada hoy en día» como de «responder a los nuevos desafíos» con «parresia», es decir, audacia.

Asegura que 400 años «significan toda una historia, en la que hemos tenido un nacimiento precioso, atendiendo a aquellos que no se podía atender y defendiendo el derecho a la educación de quienes entonces se consideraba que era un problema que estudiaran». De hecho, recuerda que esta apuesta les supuso «en algún momento sufrir una cierta persecución, pero al final nos hemos levantado», afirma.

Al legado de San José de Calasanz hay que sumar la aparición de las nuevas tecnologías. «Parte de nuestra fidelidad es responder a la sociedad real en la que estamos», explica Hallado. Por eso, en los centros de los Padres Escolapios los alumnos han dejado de lado los libros de texto de papel, y ahora estudian exclusivamente con tabletas y mediante apuntes digitales.

«Valoramos la alternativa de una educación sin medios tecnológicos, como se plantea en algunos lugares, pero nosotros, por la fidelidad al mundo real en el que estamos, también queremos responder a las nuevas tecnologías», apunta el provincial. Así, decidieron que la tecnología entrara en las aulas, dentro de un «proyecto pedagógico global».

«Queremos el iPad para que los jóvenes sepan buscar la verdad y discernir cuando entran en las redes, para que sepan dialogar a partir de ello, buscar juntos... son desafíos en la Educación en los últimos años, porque hemos perdido mucho», relata.

«Un cambio profundo»

El arzobispo de València aseguró ayer que la educación «está muy acosada y necesita un cambio completo en España». Asimismo, animó a «renovar la presencia de la Iglesia en la educación» y a crear una «alternativa», con «una visión de la educación al servicio de los hombres, honrados y espirituales». «¡No tengamos miedo!», dijo, «ninguna disposición legal puede impedir que se enseñe de esta manera», manifestó.

El purpurado afirmó que en la actualidad «los niños y los jóvenes están zarandeados por una ideología que les machaca» y «una cultura que no les ayuda».

También Cañizares animó a la comunidad de las Escuelas Pías a proseguir con la labor realizada hasta ahora, con el mismo «carisma». «Lo que lleváis haciendo 400 años es evangelizar, hacer hombres y mujeres nuevos», relató.

El arzobispo de València destacó «el carisma y la visión de la orden de los Escolapios» y la labor de «bajarse a los niños y, en particular, a los más necesitados», a quienes manifestó que hay que «atraerlos a la luz», como hizo en vida San José de Calasanz.

«Gracias por lo que habéis hecho y hacéis en todas las partes del mundo y en nuestra diócesis. Enhorabuena, muchísimas felicidades y que celebremos muchos años más», deseó.

La orden está presente en València desde 1737, con tres centros escolares (Real Colegio de las Escuelas Pías, Colegio San José de Calasanz y Escuelas Pías Malvarrosa) y se encuentra en 38 países.