«He hecho cuentas y no me salen. No me presento». Así anunció ayer el artista fallero Manolo García su renuncia a participar en el concurso de la falla municipal de 2018. Con esta decisión se cierran cuatro años que pasará a la historia como uno de los ciclos más especiales y espectaculares de la historia de esta plaza, que ya vivió en su momento otros periodos uniformes que han quedado en la historia (las fallas del «So Quelo», la serie de Vicente Luna, la de Manolo Martín o las de José Martínez Mollá) como monumentos emblemáticos, sometidos a halagos y críticas, pero que sí que permanecen en la retina y en la historiografía por su singularidad.

Manolo García pasará a la historia por la introducción de forma continuada de la «vareta» en cuatro proyectos de los que él mismo sigue considerando el último, el más contestado, como «el mejor por lo que supuso, porque dudo que haya otro así en el futuro y porque dentro de muchos años se seguirá hablando de él». El artista, sin embargo, se queja de que «la dotación económica no es suficiente. Debería pagarse en la actualidad más de 200.000 euros como mínimo. Entre la grúa, el IVA y demás, prácticamente no ganas dinero, cuando no lo pierdes» y agradeció «la confianza que han tenido los dos equipos de gobierno: Paco Lledó, por permitirme entrar y Pere Fuset, por no oponerse a un proyecto tan ambicioso como ha sido éste. No haré fallas porque no me compensa» y asegura irse «con la satisfacción de haber hecho algo histórico, que se recordará».