Diez años después de que el antiguo zoológico de Viveros cerrara sus puertas, sus 9.000 metros cuadrados de superficie han sido añadidos al que pasa por ser el principal parque de la ciudad. Las viejas jaulas, estanques, casetas o piletas han desaparecido para dejar paso a un nuevo arbolado y una nueva zona verde que da continuidad a la trama del jardín madre. Las obras, cuya finalización está prevista para las próximas semanas, quedan pendientes tan sólo del derribo de la valla que separa este espacio del Museo de Bellas Artes San Pío V, aunque el Ministerio de Cultura ya ha anunciado que quitará esa valla e integrará su patio trasero con el nuevo jardín.
La recuperación del antiguo zoo forma parte precisamente del proyecto de urbanización de la parte trasera del museo, gravemente degradada y denunciada por los vecinos. Con un coste de 1,5 millones de euros, financiados con cargo al Plan Confianza de la Generalitat, se ha abierto el tapón urbanístico de Genaro Lahuerta, se ha urbanizado la calle Flora y se está terminando la calle Vuelta del Ruiseñor, según ha señalado el concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià. Y por lo que se refriere a los 9.000 metros cuadrados que ocupaba el zoológico, se ha procedido a su conversión en jardín, integrándolo con el parque de Viveros, es decir, quitando la valla separadora, integrando su arbolado, que estaba en buen estado, y prolongando la trama del jardín original.
Fin a la degradación
«Era una zona tan degradada que la mayoría de los valencianos ni siquiera la conocía», dijo Sarrià, quien lamenta igualmente que esta zona estuviera detrás de la que pasa por ser la segunda pinacoteca del país. «Seguro que la trasera del museo del Prado no está así», dijo.
Ahora sólo falta integrar este espacio en el museo San Pio V, que ya ha llevado a cabo su ampliación. El concejal de Urbanismo aseguró que su intención era quitar el muro que hay en la actualidad y colocar un tramo de valla como la que rodea todo el parque, pero el Ministerio de Cultura les ha comunicado que tiene intención de eliminar ese muro e integrar su patio trasero con esta zona verde, lo que hizo al ayuntamiento reconsiderar su idea inicial y darle la iniciativa al ministerio, que ya ha puesto en marcha el proceso.
En definitiva, «esta obra soluciona una deuda histórica con el museo San Pío V y con el Jardín de Viveros», según Sarrià, que recuerda, así mismo, el malestar que toda esta degradación ha producido en los vecinos.
