No hay nada como aprovechar este periodo vacacional, en este caso la Pascua, para reflexionar y apaciguar debates a los que les sobra la crispación que siempre provoca mezclar lo mediático con lo político y a los que, en cambio, se les echa en falta ciertas dosis de sentido común.

La Comisión de Movilidad del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en la Comunitat Valenciana nos reunimos periódicamente y tratamos de analizar y estudiar cuestiones de actualidad en materia de movilidad. Por ello, hemos querido escuchar todas las voces que se han alzado en este debate tras el anuncio del Concejal de Movilidad de recuperar el carril BUS nocturno del centro de la ciudad de València, para hacer honor a su propio nombre, es decir, para que lo ocupe y sobre el que transite, precisamente, el autobús, como servicio de transporte público.

Y no nos rasguemos las vestiduras por ello; que el carril bus en horario nocturno fuese reconvertido en parking puntual pudo ser una decisión coyuntural, y el hecho de que esta medida se haya extendido en el tiempo no la convierte en norma, aunque así se lo haya tomado parte de la ciudadanía. Cabría recordar que la ley de Seguridad Vial en su artículo 40 prohíbe expresamente el aparcamiento en el carril bus. Quizá cuando se optó por ello coincidió con una etapa en la que no había inquietud, recursos o alternativas. Pero hoy, resulta que contamos con más de 8.000 plazas de parking en la ciudad y no más de 1.500 son los vehículos que ocupan este carril durante las noches del fin de semana, según fuentes consultadas. Si a ello le añadimos que con esta medida descongestionamos la vía pública, que se recupera el servicio de bus nocturno, que las personas con discapacidad gozarán de mayor seguridad en sus movimientos entre la acera y la calzada, al igual que el servicio de taxi y el de vehículos propios en paradas de corta duración y que, encima, desde la corporación local se ha negociado una tarifa plana en los parkings del centro para las noches del fin de semana; no nos queda, desde la Comisión de Movilidad del Colegio de Ingenieros de Caminos, más que reconocer que este tipo de propuestas, lejos de causar quebrantos a algún colectivo concreto, ya sean vecinos o empresarios de ocio y restauración o cualesquiera otros, redundarán en un beneficio para todas las personas sean o no residentes de València.

Recuperar el servicio de bus nocturno con una rotación de paso razonable, fomentar la intermodalidad, crear espacios «lanzadera» para que los vecinos de poblaciones cercanas cuenten con una posibilidad de dejar el coche sin entrar con él en la ciudad o alcanzar acuerdos con los parkings existentes para ofertar tarifas como las que ya se proponen son medidas que pueden hacer de València una ciudad más habitable y que van en sintonía con las que rigen en Europa.

En la Comisión de Movilidad del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos creemos que el verdadero debate que requiere la ciudad pasa por generar campañas informativas y de reeducación vial para que el uso de la bicicleta, por ejemplo, y la recién puesta en marcha del anillo ciclista, minimice al máximo los elementos de distorsión o confusión y apueste por la homogeneización, tanto para peatones, ciclistas como conductores.

Desde nuestra Comisión vamos a realizar, por tanto, análisis y estudios en diversas calles o avenidas de la ciudad para armonizar y mejorar la movilidad de las personas, de todas, ya sean viandantes, ciclistas o conductores y las conclusiones que obtengamos las pondremos en conocimiento de las instituciones o en los foros de debate indicados. Es cierto que todos los cambios generan trastorno o confusión, pero no olvidemos que son medidas que, en definitiva, apuestan por recuperar la ciudad para las personas. Es decir, que en esa apuesta ganamos todos, ténganlo por seguro.