Un total de catorce comisiones de falla tendrán que rebautizarse con motivo del cambio de nombre de diferentes calles de la ciudad. Si se hace caso al actual Reglamento Fallero, «la denominación de las Comisiones de Falla corresponderá a su emplazamiento en razón al nombre de su calle, plaza o avenida, si fuera suficiente para su identificación por no existir otra con dicho nombre, o de la combinación de dos de ellas para diferenciarla de otras similares». Curiosamente, en el listado de nuevos nombres no hay ninguno dedicado a las Fallas.

Posiblemente, el caso más curioso sea el de la comisión de Ángel del Alcázar-José Maestre. Sobre todo, por la paradoja que supone el hecho de que su fallera más mediática sea Mónica Oltra, quien durante años ha llevado la banda en la que se puede leer el apelativo que se le dió a Antonio Rivera, uno de los defensores del emblemático monumento toledano durante la Guerra Civil a las órdenes del General Moscardó. Esta comisión, sin embargo, y Mónica Oltra en particular, han tenido ya desde años un particular ardid para que el nombre no esté en primera línea: recurrir al apelativo de la comisión. Es más políticamente correcto decir «pertenezco a la falla El Cid».

Y es que el Reglamento Fallero también permite que «a los efectos de identificación se podrá hacer uso de la denominación que por tradición o costumbre es conocida la Falla, previa autorización de la Junta Central Fallera».

La falla vecina suele quedarse con que es la «falla Santa Cruz de Tenerife», sin el Ángel del Alcázar.

El cambio de la calle Doctor Marco Merenciano afecta a dos comisiones. Una de ellas es la tercera con más censo de toda la JCF. Pero ésta desde hace tiempo suele denominarse simplemente como «Gayano Lluch» y el apelativo de «Los Gayaneros», obviando al médico falangista, delator de Peset Aleixandre.

La otra comisión sufre un verdadero mareo. Primero se le llamó General Llorens-General Moscardó. Lo que propició que acabaran siendo conocidas como «Els Generals». La primera tanda de cambios de nombre, en plena Transición, no mejoró demasiado las cosas: se pasó de General Moscardó al mencionado Marco Merenciano. Y aunque esto pasó hace tiempo, siguen siendo «Els Generals».

Entre las comisiones a rebautizar las hay de alto nivel, como General Barroso-Litógrafo Pascual y Abad o Islas Canarias-Trafalgar-Samuel Ros, que tendrá que sustituir este nombre, aunque, normalmente, el apelativo de esta comisión suele quedarse en las dos primeras calles. Como Manuel de Falla-López Ibor-Tamarindos que es conocida simplemente como Manuel de Falla-Tamarindos.

Otro caso curioso es el del Barón de Cárcer, que pasa a ser Avenida del Oeste, un nombre que hace mucho tiempo tiene asumido como propio la comisión número diez del censo. Nadie conoce a «Els Velluters» con el nombre del antiguo alcalde de València. Así mismo, el barón aparece como tercera calle en Linterna-Na Robella-Barón de Cárcer, pero es un nombre casi residual: la que preside Francisco Maestre es, tradicionalmente, la «falla Linterna» o «Linterna-Na Robella». Hay fallas que tendrán que cambiar completamente su denominación, como la de Massarrojos, que pasará de Plaza Mártires-General Ibáñez Alonso a Plaça Llotjeta-Solidaritat, aunque tampoco es difícil imaginar que acabe rebautizándose con el nombre de la pedanía, como hace Casas de Bárcena.

Otro caso curioso es el del Grupo Antonio Rueda, que ahora mismo se queda sin nombre: cambian todas las calles de este grupo de viviendas, pero no se le da un nombre genérico como hasta ahora. Podría rebautizarse con el apelativo propio, Els Trabucaires.

Una cosa es el cambio de nombre de calles y otra es qué harán las comisiones, puesto que la Junta Central Fallera nunca ha impuesto los cambios, que algunas comisiones hicieron y otras no en la anterior tanda de modificaciones. Por ejemplo, la comisión de la calle San Vicente cambió inmediatamente su denominación de «Falangista Esteve» por «Periodista Azzati» u «Onésimo Redondo-En Guillem Ferrer» que pasó a ser «Dr. Peset Aleixandre-En Guillem Ferrer». Por contra, por ejemplo, García Morato-Yecla sigue llamándose así a pesar de que el aviador franquista fue sustituido en su día por Olof Palme.