Las Fallas se alimentan de la pequeña historia de cada fallero y la gran historia de quienes la mueven con más energía. José Vicente Ombuena entristeció ayer a los grandes protagonistas de la fiesta porque, además de su dedicación absoluta a la fiesta, era capaz de hacerlo sin una mala palabra, sin levantar la voz o manejarse con arrogancia. Ombuena, con su enorme humanidad, lo hizo prácticamente todo en la fiesta. Tanto en la Junta Central Fallera como en la Agrupación del Marítimo y en su comisión, Progreso-Teatro de la Marina. Especialmente, en las facetas culturales, ya fuera el teatro, la literatura, los festejos o el archivo.

En las postrimerías del pasado ejercicio, sus falleros le concedieron el premio Pepe Chiral, al que da nombre el otro gran referente de las fallas que huelen a mar. Él mismo era hijo de marino. Aunque la salud se le hubiese quebrantado, nadie esperaba que se fuera repentinamente. Pero lo hace con la seguridad de haber dejado huella cargada de valores.

La misa será hoy a las 15 horas en el Tanatorio de Serrería.