Hay actos que, de tan masivos, interesantes y participativos, pueden morir de éxito. El Besamano a la Virgen de los Desamparados necesita una revisión urgente porque un día pasará algo grave de verdad. El acto se celebra en mayo y este cada vez es más caluroso. Y la devoción, más o menos desmedida, de la ciudadanía no hace menguar la convocatoria.

La consecuencia es que muchos miles de asistentes aguantaron hasta más de dos horas bajo un sol de justicia. Si a esto añadimos que el participante mayoritario son ancianos, la consecuencia es la que se vio conforme las horas avanzaban y el sol subía de forma implacable: una lipotimia tras otra.

Además, continúa sin extenderse el nuevo toldo, que pese a existir una sentencia favorable desde 2015, existen problemas estructurales para poder desplegarlo con plenas garantías.

Fusil en mano

Un evento, además, blindado por las fuerzas de seguridad, que la siguieron con el fusil en la mano, tal como han hecho en todas las festividades religiosas del año a causa de la alerta terrorista.

De la misma forma que a la Ofrenda de Fallas hubo que buscarle una solución cuando se masificó, el Besamano requiere una revisión urgente. Eran los propios sufridores de la cola los que mostraban su disconformidad y, a la vez, lanzaban la idea: «lo que no puede ser es que, además de los que estamos haciendo la cola larga, haya otra». Se refería a la de impedidos, bebés y escolares, que, obviamente, ralentizaba en discurrir de los participantes. «Pues que se haga en dos días, que tampoco es problema. Un día para quienes tienen que venir acompañados y otro para el resto».

Ciertamente, esa cola, que era más flexible y podría discurrir por zonas de sombra, también es cada vez mayor: personas en silla de ruedas, madres con niños de poquísima edad y escolares de uniforme entraban por la puerta más cercana para cumplimentar a la patrona, ralentizado naturalmente el proceso. «Eso es algo que debe decidir la Basílica» comentaba un seguidor de la Virgen. Se lanzó la idea de cara al próximo año, de facilitar botellines de agua, especialmente a las personas mayores. Lo que había era un trasiego de paraguas, reconvertida su función a parasol, así como toda suerte de abanicos y sombreros, que no siempre eran suficientes.

El Besamano es una variopinta reunión en la plaza, donde los turistas se encontraban de repente con una multitud no esperada, algo que incluso ponía en aprietos a los guías, que tenían que preguntar el motivo de la concentración. De ese interminable zigzag de vallas amarillas que no parecía tener fin. Y en los alrededores, vendedores de lotería, de abanicos, de mercadotecnia de los Seguidores y de la Fundación Maides, el libro de poesías de Pepe Sabater «el poeta de la Verge».

En el interior, muchas lágrimas, momentos emocionantes, especialmente de las personas mayores, fieles que besaban y se hacían la foto, rezos del rosario -con las damas de la corte de honor pidiendo silencio en más de una ocasión-. La Virgen tuvo paciencia para todos, hasta la noche. Los festejos 2017 de la Virgen finalizarán hoy con la ronda de las tunas, que harán, a partir de las 20.30 horas, un pasacalle desde la calle Miguelete.