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Las dos fachadas del 'viejo' Torrefiel

Las casas de principios del siglo XX continúan con esplendor alrededor de la plaza Salvador Allende y agonizan en la calle Marqués de Montortal

Las dos fachadas del 'viejo' Torrefiel

La historia reciente del barrio de Torrefiel se configura a principios del siglo XX, cuando comienzan a construirse viviendas de una o dos plantas, mayoritariamente para uso agrícola, ya que el campo era la principal forma de subsistencia en un entorno en el que dominaba el monasterio de San Miguel de los Reyes o la alquería de Falcó. A finales de la década de los 40 se contabilizaban en torno a unas 1.100 edificaciones. El aroma a pueblo era inevitable en un horizonte plagado de casas sencillas. Aquellas primeras construcciones mantienen vivo su esplendor en el entorno de la plaza Salvador Allende, pero en otros muchos lugares del barrio, como en la calle Marqués de Montortal, agonizan, como preámbulo de su futura destrucción.

El paisaje de Torrefiel basado en casas bajas predominó durante pocos años, ya que a mediados del siglo XX comenzaron a surgir los primeros edificios en altura y ya en los setenta hubo un «boom» de bloques de viviendas baratas. Algunas de estas nuevas manzanas crecieron a costa de casas bajas, pero en el entorno de las calles Cosme de Torres, Falcons o María Auxiliadora se mantiene ese aroma de principios de siglo. La puesta en valor de la zona, con la creación de espacios verdes han convertido esta parte del barrio en una de sus señas de identidad, un lugar en el que el paseo está más que justificado, y el descanso, junto a la fuente de la plaza Salvador Allende, es una buena experiencia sensorial.

El resto de Torrefiel también está salpicado de tramos con viviendas bajas, pero han ido perdiendo terreno frente a los bloques residenciales. Algunas aguantan asediadas, otras, sin embargo, han tirado la toalla y solo esperan la mejor oferta inmobiliaria que convierta estas antiguas casas de trabajadores del campo en nuevos pisos. Un buen ejemplo lo encontramos hacia el final de la calle Marqués de Montortal, donde agonizan lentamente.

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