La decisión de la Generalitat de reprogramar los fondos europeos asignados a la Comunitat Valenciana para desbloquear la línea T2, una infraestructura que conecta Orriols con Natzaret y la fachada marítima atravesando en subterráneo el centro de la ciudad, se ha hecho a costa de renunciar a otros proyectos que ya estaban aprobados o que estaban fraguándose. Fuentes de la Conselleria de Hacienda explicaron que se trata en todo caso de proyectos «que no estaban maduros». «Si no se reprogramaba esa inversión se corría el riesgo de perder la financiación».

La Generalitat anunció ayer una inversión de 83 millones para la T2, 50 en una primera fase y 33 en una segunda, donde se incluiría Natzaret. De los 50 millones de la primera fase, 30 los aportará la Generalitat y 20 corresponden a la reprogramación de la línea de fondos europeos Feder 2014-2020. En concreto a una línea de «movilidad urbana multimodal sostenible» que estaba todavía «por concretar» y en el que se podían incluir proyectos de transporte público eléctrico para áreas metropolitanas y donde había previstas actuaciones de buses lanzadera o la electrificación de la línea Benidorm-Alicante.

La decisión de detraer fondos europeos de unos proyectos para priorizar el desbloqueo de la T2 fue una petición del alcalde, Joan Ribó, al presidente de la Generalitat, Ximo Puig. La Conselleria de Obras Públicas había fiado hasta ahora esta infraestructura a la financiación del Estado. La Generalitat desbloquea ahora el tramo entre la calle Alicante y l´Oceanogràfic, lo que, según apuntó ayer en una visita al entorno del Parque Central el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, «no significa la renuncia a los otros tramos». En relación a la continuación del túnel desde el Pont de Fusta, por debajo del Jardín del Turia y Serranos, Sarrià, apuntó que hay que ser realistas. «La Generalitat tiene los recursos que tiene sin colaboración del Estado». La voluntad es tener «una hoja de ruta que vaya ejecutándose, incluido el tramo del Pont de Fusta en una tercera fase».