Cada verano las alarmas se disparan y las protectoras y asociaciones animalistas se preparan ante la posible llegada masiva de animales abandonados en las calles por vecinos y vecinas que consideran a estos compañeros y amigos una carga, o más bien un trasto. Pero esta época más crítica no deja de ser un repunte en un continuo torrente de abandonos que se produce a lo largo de todo el año.

Solo hay que echar un vistazo en internet, en las redes sociales, donde protectoras y animalistas cada día muestran una gran cantidad de fotos de perros y gatos localizados, bien abandonados o perdidos. La mayoría sin chip, desorientados, buscando su hogar, esa familia que los deja a su suerte, corriendo el peligro de morir de hambre, ser atropellados o maltratados (si no lo han sido ya antes en casa). En internet se puede localizar una verdadera red de ciudadanos y ciudadanas tejida a base de empatía por los animales que da solución a una parte de este drama que ni las leyes ni administraciones han logrado resolver;organizándose para buscar hogares, pagar estancias en refugios o para acogerlos temporalmente.

Época de menos adopciones

«Se abandona durante todo el año, pero sí hay un repunte antes de Semana Santa y ahora en verano», señalan desde Modepran, que tienen más de 400 animales en el refugio municipal de Benimàmet. Dicen que el problema sobre todo es que antes de las vacaciones «se adopta menos», y eso supone que pueden llegar más animales y encima salen menos. Y de hecho desde Modepran indican: «la gente va siempre buscando cachorros, y ahora es el momento, porque tenemos muchos que han entrado, tanto perros como gatos. Los gatos han llegado en una situación extrema con ojos destrozados y deshidratados». Alegan que las esterilizaciones realizadas por parte del Ayuntamiento de València son insuficientes y de ahí esta llegada masiva de felinos. Además, recuerdan que el refugio no es el mejor lugar para los cachorros, debido a que son más vulnerables a las enfermedades, en unas instalaciones saturadas. Por ello buscan casas de acogida. Y si en València ya son muchos los animales que se abandonan, a ello hay que sumar «que hay gente de otros municipios que los traen a València porque saben que acabarán en el refugio y no en las perreras que se hacen cargo de los animales en otros municipios».

«Hay que hacer cumplir la ley»

Eso respecto a la normativa estatal. En el ámbito autonómico cabe recordar que el Consell trabaja en la nueva Ley de Protección animal que reconoce a las otras especies como «seres sintientes», en el camino de la descosificación de los mismos, abogando por evitar la superpoblación mediante la cría y venta responsable. En el ámbito local, la concejala de Bienestar Animal de València, Glòria Tello, señala que están a la espera de conocer los detalles de la ley autonómica porque si bien ya hay un borrador de nueva ordenanza, «queremos ir de la mano de la nueva ley que están rebajando en la Generalitat, porque de esta forma podremos seguramente ir más lejos». «Si la Generalitat hace una ley mejor, en la ciudad podremos hacer una ordenanza mejor». Al incumplimiento de la ley, desde Modepran suman otros factores, y apuntan sobre todo el de la cría descontrolada y la falta de esterilizaciones, un método extendido en las protectoras.

«La gente quiere que su perro o gato sea padre o madre...les hace ilusión, pero el animal no tienen ninguna necesidad de ello y claro luego se quedan algún cachorro y el resto son potenciales víctimas». Otro factor es la «venta y cría ilegal», de razas que se ponen de moda, por ejemplo las utilizadas brutalmente para peleas y que acaban con la vida de los animales o lesiones gravísimas. De esa crianza muchos acaban en la calle y con el estigma de que se les considere animales peligrosos.

Y cómo no, está el hecho de que aún hoy se cosifica a los animales de compañía, viéndolos como un complemento del hogar, un capricho o un entretenimiento, en lugar de un ser con necesidades y emociones. «Cuando metes en tu vida a un animal debes pensar en todas las consecuencias y posibilidades que te puede deparar la vida», recuerdan desde la protectora.

Ahora mismo en el refugio municipal, saturado, Modepran alerta de los problemas de calor que están padeciendo los animales, debido sobre todo, según señalan, a las pantallas que se colocaron hace años para amortiguar los ladridos para no molestar a los vecinos. Ello impide el paso del aire y lo convierte en un «hervidero» que se soporta con manguerazos.

El ayuntamiento será quien asuma próximamente la gestión del refugio que busca ampliar en Benimàmet o en otro municipio cercano como Torrent.