El arquitecto José María Tomás, director del plan especial del Paseo Marítimo de València de 1990 que desarrollaron Juan Luis Piñón y Colomina, asegura que, casi 30 años después de su aprobación, es momento de revisarlo aprovechando que la prolongación de Blasco Ibáñez se ha descartado y que está en tramitación un nuevo planeamiento.

«Es un plan que se ha quedado viejo, además de que no se ha ejecutado en su mayor parte», asegura Tomás en alusión a las manzanas sin urbanizar entre Eugenia Viñes y Doctor Lluch, entre ellas la de las piscinas olímpicas que él proyectó y cuyo desarrollo ha descartado el Govern de la Nau.

Así lo explica el arquitecto y experto en regeneración de frentes marítimos al ser preguntado por este diario por la propuesta de modificación del plan de usos del paseo marítimo en la que trabaja la Asociación de Empresarios de Hostelería de la playa de las Arenas.

Los hosteleros, tal como publicó ayer este diario, tienen previsto solicitar al ayuntamiento que flexibilice los usos del plan especial del paseo para dinamizar el entorno de los restaurantes y hoteles de la primera línea de playa permitiendo la instalación de tiendas, quioscos y otros servicios que demandan los clientes y usuarios, que se ven abocados a recorrer una importante distancia para comprar el periódico o cambiar moneda.

Mejor accesibilidad

Los hosteleros, que creen que el frente marítimo de València tiene potencial para convertirse en el «Lido valenciano», quieren mejorar la accesibilidad a la zona, que se derribe lo que queda de valla de la Copa del América y que se estudie incluso la ampliación del paseo marítimo dado que este espacio se satura con frecuencia y tenemos «delante una playa de casi 300» que cada año crece más, según avanzó a Levante-EMV el presidente de la citada asociación, José Miguel Bielsa.

Los hosteleros aseguran que el plan especial del paseo marítimo es muy restrictivo y solo permite usos de restauración y hoteles.

El concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, aseguró en relación a la propuesta de los hosteleros que dentro de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana se puede atender la petición de los hosteleros, si bien recordó que la ampliación del paseo marítimo excede la competencia del planeamiento urbanístico y depende en todo caso de Costas.

El ayuntamiento también ha encargado la redacción del nuevo plan especial del Cabanyal, tras la derogación del plan de la prolongación de Blasco Ibáñez, y en este proceso se van a revisar, entre otras, la manzana de las piscinas olímpicas, en Eugenia Viñes.

Negociar con Costas

José María Tomás asegura que el paseo marítimo y la urbanización ha sido «un éxito y ha dignificado mucho la primera línea de playa, si bien es verdad que se satura y es posible que los fines de semana pasen por allí 45.000 o 50.000 personas». «También es verdad que hay mucha playa», si bien la ampliación del paseo marítimo «es difícil» porque la playa es dominio público marítimo terrestre y debería negociarse con el Ministerio de Medio Ambiente y la Demarcación de Costas.

«Cuando se hizo el paseo marítimo tuvimos que negociar con Medio Ambiente para que moviese la línea de dominio y fue durísimo». El arquitecto recuerda que hay muchas restricciones por parte de Costas, pero no por ello debe dejar de plantearse.

A su juicio sería el ayuntamiento quien tendría que impulsar esa propuesta. Una alternativa al avance de la línea de costa sería una concesión temporal, pero estaría sujeta a un canon y «¿quién lo pagaría?», pregunta Tomás.