Una denuncia de una comunidad de vecinos puso en alerta a la nueva dirección de la Empresa Municipal de Transportes de València. Llevaba unos meses al frente de la gigantesca compañía de autobuses (con casi 1.500 trabajadores), todavía tratando de poner orden en una empresa que en los últimos años había perdido 17 millones de viajeros y acumulaba un agujero económico considerable, cuando se encontró con un problema inesperado. Recibieron un requerimiento para limpiar urgentemente varios pisos de la calle Aben Al Abbar que estaban infestados de ratas. ¿Ratas? ¿Pisos de la EMT?, se preguntaron estupefactos. En efecto, aquellos inmuebles no eran más que las antiguas oficinas que se encontraban totalmente abandonadas desde hacía varios lustros. De la sorpresa inicial se pasó a la incredulidad de ir conociendo el patrimonio olvidado de la empresa, al que no solo no se le estaba sacando partido, sino que causaba molestias a propietarios colindantes por pésimo estado de conservación.

El recién estrenado portal de transparencia de la EMT ha permitido conocer cuáles son las diferentes propiedades de la compañía municipal. Figuran tres pisos en la calle Aben al Abbar de 130, 70 y 60 metros cuadrados, respectivamente (antiguas oficinas); otro piso en la calle En Sanz de 131 metros cuadrados (antigua oficina de atención al cliente hasta 2002); un garaje en la Plaza Cisneros que se usaba para aparcar los dos coches que tenía la empresa para los antiguos gerentes de PP (el actual se mueve en bici) y el departamento de operaciones; una finca rústica en Bétera de unos 5.000 metros cuadrados proveniente de un embargo a favor de la EMT; un local comercial de 320 metros cuadrados en la calle Gobernador Viejo (cedido al Ayuntamiento); y las cocheras de San Isidro (65.393 metros cuadrados) e Ingeniero Fausto Elio (26.245 metros cuadrados).

Adecuar y alquilar

De todo este patrimonio, solo las cocheras de los autobuses y el local comercial están en uso. El resto se encontraba abandonado, repleto de cajas y papeles antiguos y, en algunos casos, con plagas de ratas. La EMT, tras hacer un inventario de todos los inmuebles con los que contaba, atendió primero las intervenciones más urgentes -la desratización de los pisos de Aben Al Abbar- y posteriormente inició la limpieza y adecuación de las instalaciones, con mano de pintura incluida.

El objetivo de la EMT ahora es alquilar todos estos inmuebles para sacar un rendimiento a este patrimonio. En la mayoría de casos se pueden reutilizar para oficinas, aunque alguno de ellos podría ser adecuado como vivienda. Hay que tener en cuenta que se encuentran en zonas céntricas, por lo que es factible optar a una buena retribución por arrendamiento.

La EMT asegura a este periódico que no quiere desprenderse de ninguno de sus activos, aunque deja abierta la posibilidad de poner en venta el garaje de la plaza Cisneros que al no estar controlado usaba un vecino no autorizado. «Al final se trata de creer en los recursos públicos y sacarles el mayor partido posible, algo que parece que el gobierno del PP no ponía mucho interés», explican fuentes de la compañía.