El problema de los apartamentos turísticos, en sus diferentes versiones, está calando cada vez más en la conciencia de los vecinos del centro histórico. El problema de los realquileres detectado en Barcelona no tiene referencias similares en València, pero hay otras muchas cuestiones que preocupan a los residentes. El más importante es el acoso que sufren los vecinos por parte de las empresas inmobiliarias, que todos los días buzonean ofertas de compra y alquiler de pisos o que directamente acosan a los inquilinos con contratos de renta antigua. Para el presidente de la asociación Amics del Carme, Toni Cassola, «la situación está fuera de control».

Ni la Dirección General de Consumo de la Generalitat Valenciana ni la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu) han recibido ninguna denuncia por realquiler de apartamentos con fines turísticos, algunos casos de los cuales se han detectado en Barcelona. Pero tanto Vicente Inglada como Fernando Móner, responsables de ambas entidades, coinciden en que los apartamentos turísticos generan cada vez más reclamaciones. Los ruidos, las molestias o el mal uso de las instalaciones son los problemas más habituales. También hay quejas de turistas a los que no se les ofrece lo que se les cobró. Por ello, piden que todos estos casos se denuncien.

Pero son los vecinos los que más directamente se enfrentan a este problema, que según Toni Cassola, «está fuera de control». A las molestias relatadas hay que añadir, y esto es más grave, dice, el «acoso de las inmobiliarias sobre el vecindario». Según Cassola, todos los días reciben en los buzones ofertas de inmobiliarias que quieren comprar o alquilar sus pisos. Y aunque no lo precisan, todo indica que el objetivo es el turismo.

Además, está habiendo, dice, acoso a los inquilinos de renta antigua para que dejen sus viviendas, lo que está creando un estado general de preocupación en todo el barrio, pues están subiendo los precios y vivir allí es complicado para la gente de a pie.

Toni Cassola denuncia directamente que el Carmen «se está despoblando». Se está produciendo lo que se conoce como gentrificación, es decir, que se están marchando los vecinos de toda la vida y se está asentando el turismo. «Ya hay calvas en el barrio donde todo es turismo, donde ya no hay residentes normales», dice el portavoz de Amics del Carme, quien cita, por ejemplo, el entorno de Tapinería.

Abundando en esta idea, Cassola también explicó que todos los edificios que se están reparando en el casco histórico de la ciudad tienen como objetivo la instalación de apartamentos turísticos. Y cita el caso de la calle Exarchs, donde se van a construir 4.000 metros cuadrados de terreno para apartamentos.

Tanto en este punto como en tapinería «quieren hacer como un centro comercial dentro de la ciudad», asegura.En definitiva, Cassola cree que «se está desmantelando el barrio». «Aquí todas las fallas tienen cien años y muchos falleros, pero la mayoría no viven en el barrio. El ambiente es hostil, no están seguros», afirma.