Tantos años de falta de costumbre, y tantos años de una normativca tras otra destinada a restringir, aunque también racionalizar, el uso de la pirotecnia, provoca que el concepto de traca corrida suene a chino, y no del pirotécnico. Ayer, esta modalidad centenaria, que tantas veces hemos visto en fotografías añejas, se volvió a utilizar como remate para la cabalgata del pregón de la Gran Fira. Este año la corrieron bastantes más que el año pasado, incluyendo una colla de patinadores que llegaron ex profeso para ello. Pero muchos de los cientos de personas que acudieron o se encontraron con la fiesta en la plaza lo que hicieron fue plasmarlo en sus teléfonos sin participar en el esprint. Que dejó, por otra parte, imágenes sacadas del blanco y negro, como el miembro de la pirotecnia Reyes Martí corriendo con la «canya» encendida por si se cortaba. La traca se sacó al centro de las calles de la plaza del ayuntamiento a base de bastidores y dejó, durante algo más que un minuto, el regusto a pólvora vintage. Ya se hablaba de hacerlo el año próximo por la noche, o ampliar aún más el recorrido.

No es el acontecimiento de los acontecimientos, porque la Gran Fira, batallas de flor aparte, se nutre de pequeños momentos que, juntos, le dan su propio carácter. Ayer, antes de que llegara la traca, se celebró un pequeño pasacalle inaugural. Y sirvió para que, 113 años después, Quiqueta se levantara de su postura sedente y recorriera, desde la misma Plaza de la Reina que la vio en 1904, el recorrido hasta la casa municipal. Era una recreación de aquella labradora que, en aquel año, se irguió gigantesca, a la altura de una falla de Especial, junto a su pareja, Nelet, que le tocaba la guitarra. Una de las postales más conocidas de la feria. Ayer, su réplica recorrió las calles ante una concurrencia tan sorprendida como menor en número respecto a otros fines de semana. Se notaba que era día de salidas y llegadas y el centro de la ciudad, manifestación venezolana al margen, no tenía tanta animación como en las ocasiones anteriores.

Trajes de primeros del Siglo XX

El pasacalle, un «tótum revolútum» de músicas y estilos, tuvo también una presencia curiosa: la del grupo de bailes populares Les Follies de Carcaixent. Que lucían una indumentaria basada en los primeros años del siglo XX, el del esplendor ferial, con todas las imperfecciones a ojos contemporáneos, pero que recuerdan a cualquier postal de época, y que incluía también labriegos con chistera y una grupa. «Es la indumentaria que luce este grupo y por eso les hemos contratado. Los hay que, en lugar de llegar Siglo XVIII, están adoptando los trajes de primeros del XX y ese es el tiempo de Quiqueta y de momentos de esplendor de la Fira. Los hemos buscado adrede» decía al respecto el asesor municipal Josep Lluis Marín.

«Hay mucho que celebrar»

Clara Castelló lanzó el pregón «porque tenemos muchas cosas que celebrar» y la feria extendía sus tentáculos: jazz en plena Plaza de la Virgen, el mito de Mamma Mia en el cine karaoke y la Escolanía del Misteri en la Universitat. Y las emociones falleras.

El día 3 habrá grada en Viveros

El concejal Pere Fuset aprovechó para referirse a la clausura de las gradas de los conciertos de Viveros y aseguró que «de cara al concierto del día 3 estarán ya disponibles los graderíos». Los bomberos los clausuraron por faltar unos centrímetros en los pasillos. «Lo curioso es que los organizadores contataron las mismas gradas que había en el Open de Tenis. Qué le vamos a hacer. Se acata la decisión porque queremos, y los promotores también, la máxima seguridad».