Uno de los edificios singulares de los Poblats Marítims ha pasado a mejor vida. El Casino del Marítim ya es historia, después de que las máquinas hayan derribado el inmueble, que se alzaba, ruinoso, en el inicio de la calle de la Reina, junto a la Plaza de la Armada Española.

Se trataba de vestigio del pasado, uno de los pocos que quedaban con traza antigua en la emblemática calle longitudinal que atraviesa todo el distrito y que, desde ayer, camina a su destrucción definitiva.

El inmueble estaba precintado desde hace tiempo, como paso final de los avatares que ha protagonizado en los últimos años. El casino fue adquirido a finales del pasado siglo por la familia del músico Padilla; en concreto por su sobrina nieta Eugenia Montero, para crear en la misma una casa-museo dedicada al compositor almeriense, autor del pasodoble dedicado a la ciudad.

El proyecto tampoco acabó por tener un apoyo decidido del ayuntamiento y el edificio, que se había rehabilitado en tiempos de bonanza económica de la familia, acabó siendo ocupado ilegalmente en el año 2000 y desalojado por orden judicial dos años después con un balance de cuatro detenidos y numerosos incidentes callejeros.

Degradación paulatina

La casona sufrió notables deterioros y la pérdida de muebles y enseres de la familia, lo que unido a su abandono fue degradando su entorno, tanto de este inmueble como del inmediatamente colindante, donde se había cerrado un taller mecánico.

A esto hay que añadir la crisis económica de los herederos de Padilla, que tuvieron que desprenderse del chalé en el que murió el compositor y que disponía de material de gran valor histórico, incluyendo un piano. En 2012, la casa de València salió a la venta, acabando con cualquier posibilidad de convertirse en el nuevo museo de quien realizó, seguro, la campaña de promoción más internacional de la ciudad a base de notas musicales.

El edificio tenía la puerta tapiada y la acera estaba cercada por una valla metálica. La fachada singular cayó ayer víctima de la piqueta y, con ella, más de cien años de historia del que, anteriormente, fue Casino Republicano.