La multa de 4.100 euros por infracción grave a Funespaña, la empresa concesionaria del tanatorio municipal de València, por verter sin control restos óseos y cenizas humanas procedentes de los hornos crematorios en una zona ajardinada y un solar de las instalaciones, parece ser solo la punta del iceberg de las anomalías que desde hace meses viene inspeccionando la Concejalía de Cementerios del Ayuntamiento de València, que dirige Pilar Soriano, a instancias de las denuncias de algunos trabajadores del recinto. Ante dichas denuncias, que advierten de una saturación del crematorio y de un posible incumplimiento de los tiempos de incineración de los cuerpos (lo que explicaría la presencia de huesos sin consumir en un solar del tanatorio de la que ayer informó este diario), el ayuntamiento encargó hace varios meses una auditoría externa para comprobar en qué condiciones se está prestando el servicio.
Pilar Soriano aseguró que el modelo de gestión del tanatorio "no es el que nos gusta ni el que hubiera aplicado el Govern de la Nau, si bien descarta el rescate de la concesión". "Otra cosa es que la empresa renuncie", añadió, al tiempo que insistió en que el ayuntamiento "estará vigilante" para que Funespaña cumpla el contrato del tanatorio, con vigencia hasta 2023.
Al margen de la auditoria, la propia concejala y técnicos municipales se personaron en el crematorio para comprobar la veracidad de la denuncia del vertido incontrolado de restos óseos. La inspección y el análisis arqueologoforense constató la existencia de dichos restos óseos, de diversa cronología, vertidos sin control y el posterior análisis de las muestras resolvió que eran humanos. Ante estos graves hechos, tipificados como infracción grave por incumplimiento de las condiciones del contrato, el ayuntamiento impuso la citada sanción de 4.100 euros, que la empresa recurrió sin éxito en los tribunales y a la que ahora deberá hacer frente.
Control riguroso
Soriano aseguró que en las incineraciones "es posible que quede algún hueso por consumir». «Lo que no es normal -afirma la concejala- es que los dejen en cualquier sitio". "Son residuos inertes y deben darles un tratamiento adecuado, procediendo a su traslado a una planta de tratamiento". Algo que a tenor de la presencia de los huesos en el solar posterior a la sala de hornos no se ha estado produciendo.
La actual gerente del tanatorio, Beatriz Casinos, nombrada hace apenas un mes, aseguró que en estos momentos se está llevando a cabo un "control riguroso" con los restos óseos y las cenizas. En los cuatro años que Funespaña lleva gestionando el tanatorio municipal se han sucedido cuatro gerentes distintos. La actual asegura no tener constancia de las anomalías denunciadas por algunos trabajadores, y niega que se estén incumpliendo los tiempos de cremación. También que por elevado número de incineraciones los hornos no se limpien correctamente entre una cremación y la siguiente, lo que podría dar pie a contaminación de los restos de unos difuntos con otros, tal como dicen algunos trabajadores.
La gerente asegura que en el crematorio se realizan alrededor de 11 incineraciones al día, un número que está así estipulado desde hace varios años e insiste en que los hornos se limpian después de cada cremación.
El ayuntamiento, por su parte, admite que no puede controlar todas las incineraciones y asegura que es posible que haya habido problemas "puntuales" como describen los trabajadores, si bien insisten en que el servicio se está prestando con garantías y el ayuntamiento "no bajará la guardia" hasta que las instalaciones cumplan con la normativa.
La auditoria realizada ha constatado numerosas deficiencias en el edificio, entre ellas, en el aparcamiento, que ha sido clausurado por no cumplir con las medidas de mantenimiento.
