Con la llegada del verano y el calor, los vecinos y turistas de la ciudad de València empiezan a llenar las playas con sus sombrillas y hamacas. Pero no todos tienen la misma posibilidad de acceso, por eso desde el Ayuntamiento de València, en 1997, se inició un servicio municipal de ayuda al baño para personas con diversidad funcional y diferentes tipos de movilidad reducida, «Playas Accesibles Programa de Ayuda al baño a las personas con discapacidad en la playa», que todavía sigue vigente y rompe así las barreras. Entre tanto, el pasado año 2016, se volvió a renovar el certificado de Accesibilidad Universal de la norma UNE 187001 avalando que las playas de la Malva-rosa y el Cabanyal siguen contando, desde 2008, con un sistema pionero en implantación de recursos y materiales para el baño accesible y que garantizan a la población una optima atención marcada por criterios de calidad, eficacia y eficiencia.

Cerca de 6.000 usuarios utilizan cada año el programa de ayuda al baño en las playas de València durante los tres meses de la época estival. De las cinco playas participantes, las tres más concurridas son la playa de Pinedo con 517 usuarios, la playa de la Malva-rosa con 1.516 y la playa del Cabanyal con 4.071 personas. Esta última, cuenta con más mobiliario y personal que el resto de playas por la gran afluencia de usuarios que piden las prestaciones de este servicio, pero no son bastantes para abastecer a todas las personas tal y como reclaman los beneficiarios del punto accesible de la Playa del Cabanyal. Tan solo hay seis o siete monitores de Cruz Roja, cada año se van reduciendo y el puesto sigue teniendo la misma o más afluencia tanto de asociaciones como de particulares.

Este año, la zona ha sido ampliada con una nueva plataforma lateral de madera y desde hace dos años cada vez está más cerca del mar, aunque no es suficiente según aseguran los vecinos porque los sanitarios y monitores tienen que realizar todavía mucho esfuerzo para arrastrar y ayudarles a entrar en el agua. «Cada vez somos más y aún así nos han reducido el aforo a 35 personas, además de quitarnos una de las sillas anfibias. Ahora tan solo hay tres, dos viejas y una nueva que nadie quiere porque es muy incomoda y poco accesible», cuenta uno de los usuarios.

Servicio de autobús

En cuanto al material disponen de baños adaptados, una caseta con camilla y cambiador, sillas y muletas anfibias, pasarelas, aparcamientos así como duchas, lavapiés y fuentes aclimatadas. También habilitan el servicio «puerta a puerta», donde el autobús de línea recoge a los usuarios en sus casas y los deja en la misma playa. Una vecina del Cabanyal explica que «el material es antiguo, se rompe con facilidad, y pueden tardar hasta dos días por ejemplo en arreglar una silla quedándose con tan solo dos».

Por otra parte, desde diferentes asociaciones de personas con diversidad funcional como Cocemfe o los mismos usuarios piden una mayor ampliación de los horarios durante los meses de junio y septiembre, ya que en estos meses «también hace calor» y el programa se reduce a media jornada mientras que en los meses de julio y agosto habilitan jornada completa, desde las 11.00 hasta las 19.00 ininterrumpidamente.

Por último, varios usuarios afirman que «hay inconvenientes como en todos los sitios, pero ofrecen un muy buen servicio y para nosotros es una ilusión poder meterse en el agua, nos sirve de apoyo psicológico porque entre todos los que venimos nos vamos ayudando con nuestros problemas».