Uno de los clásicos en la Batalla de Flores es la cola ante taquillas. Un movimiento que forma parte de la propia cultura del festejo. Más allá de lo poco comprensible de la misma, desde hace tiempo no se concibe el acto del domingo sin la presencia de personas durante más de un día y una noche esperando la apertura de taquillas.

La cola de este año se ha retrasado 48 horas respecto a la del año pasado. En la edición de 2016, los más madrugadores estuvieron nada menos que cuatro días esperando. Este año, guardar tanto tiempo la cola era imposible porque ese espacio entorpecía a los que acudían a conciertos. Hubo música los días 24 y 25, por lo que sólo a partir del 26 es cuando se ha permitido el ya clásico despliegue de sillas, tumbonas, mesas y neveras. Y personas de todas las edades.

Todo ello, curiosamente, a pesar de que el año pasado, por ejemplo, la cola no agotó los palcos que había a la venta, aunque estos, finalmente, sí que se vendieron todos. La cola genera una verdadera comunidad entre sus componentes, que tienen unas determinadas reglas de convivencia y de reserva de plazas.

La cola presencial está formada en su práctica totalidad por falleros, que no dejan de ser los que copan buena parte del aforo en este festejo. Y normalmente es por una motivación especial, incluyendo la de tener alguna fallera preseleccionada y, por consiguiente, participante en las carrozas habilitadas para ellas. Todos ellos acuden tras haber fracasado en el intento de conseguir el palco a través de internet y ahora ya saben, al menos los madrugadores, que no tendrán problema. No dejaba de haber quejas por el sistema de este año. No tanto por haberse quedado fuera (números en la mano, había un uno por ciento de posibilidades de conseguir un palco, teniendo en cuenta la oferta y la demanda), sino por el hecho de que el sistema dejaba en lista de espera, pero sin decir en qué puesto se estaba. Con lo que fueron cientos los que estuvieron esperando durante bastante más de una hora para, llegado el momento, encontrarse con el mensaje de que se había agotado el papel. El año próximo, el ayuntamiento despachará las entradas mediante un sorteo entre las solicitudes presentadas.