La mayor parte de los jóvenes tiene una relación positiva o muy positiva con sus abuelos. De los países de la Unión Europea, es en España donde la relación es más estrecha. La tasa de actividad laboral femenina se ha duplicado desde los años setenta y hoy cuatro de cada cinco mujeres de 25 a 35 años están en el mercado de trabajo y en los países del sur de Europa, como España, la familia sigue siendo el recurso fundamental de solidaridad intergeneracional para el cuidado de las personas. Además de hacerlo durante el curso, muchos abuelos y abuelas cuidan de los nietos cuando llegan las vacaciones escolares mientras los padres trabajan.

La razón de los cambios posiblemente se deba a que hacia el final de la adolescencia los nietos tienden a focalizar su energía en el desarrollo personal y en las relaciones fuera de la familia. Así, y de modo natural, conforme los nietos van creciendo, las relaciones con los abuelos cambian: de compañeros de juegos, los abuelos pasan a ser confidentes y amigos.

Posiblemente la relación cambia con el paso de los años pero lo cierto es que no se pierde el cariño de los unos hacia los otros. Las investigaciones realizadas por Constanza Tobío encontraron que de entre las abuelas y abuelos más jóvenes, dos tercios asumen las tareas de cuidado pero a partir de los ochenta años son muchos menos los que lo hacen.

Cuando se pregunta a los nietos sobre las situaciones que más asocian con sus abuelos, la primera es la comida (comer juntos, el sabor de la comida que hacía la abuela, sobre todo en países como Italia, Francia, España y Portugal), las vacaciones (pasar una parte de las vacaciones estivales en el chalet o la casa del pueblo de los abuelos, sobre todo), ir a recoger la paga, acudir a eventos como cine o visitas a museos y los juegos compartidos.

Por ello, es necesario que las administraciones impulsen también actividades que animen a abuelos y nietos a disfrutar juntos de unos ratos agradables en donde reir y divertirse juntos.