Las obras de reurbanización del barrio del Cabanyal-Canyamelar comienzan a vislumbrar la nueva configuración de las calles del barrio, en las que peatones y arbolado ganan un merecido protagonismo en detrimento del espacio que hasta ahora ocupan los vehículos. Aunque la mayoría de los vecinos y comerciantes consultados por este periódico aplauden la reordenación que se está llevando a cabo, todavía hay quienes lamentan la pérdida de estacionamientos y lo que califican la cesión «innecesaria» de espacio para los desplazamientos a pie.

Los nuevos patrones viarios, con amplias aceras y alcorques de varios metros cuadrados, le han dado un aire nuevo al Cabanyal, y en los tramos ya terminados el cambio es espectacular. Hasta el cruce con la calle Mediterráneo está ya todo finalizado, mientras que a partir de ese punto se están iniciando ahora los trabajos. Así pues, es fácil y recomendable el ejercicio de comparar el antes y el después del Cabanyal.

En Doctor Lluch se ha pasado de tres carriles para los coches a dos -uno para el bus, y el otro para el tráfico privado- a costa de ampliar las aceras. Los trabajos se realizan solo en un lado de la calle, lo que provoca el lógico recelo de los que viven al otro lado.

En la calle de La Reina y Barraca la nueva configuración es mucho más impactante. En el primero se ha reducido un carril de tráfico, pasando de tres a dos, lo que ha permitido ensanchar las aceras a ambos lados. Es notable el espacio que ganan no solo peatones, sino también los alcorques de los árboles que ya existían y lo que se han plantado nuevos, además de la llegada de nuevo mobiliario urbano. «Sinceramente hacía falta una actuación así y se puede comprobar que el cambio es enorme. Lo que no entiendo es por qué hay gente que se queja de que ahora hay menos espacio para los coches o que los peatones tienen las aceras demasiado grandes. Si lo que queremos es un barrio mejor, creo que la configuración elegida es muy acertada. Ahora falta que la reurbanización llegue a todas las zonas del Cabanyal», explicaba una camarera de uno de los bares perpendiculares a La Reina.

En cambio, otros vecinos creen que se «desperdicia» mucho espacio. Luis considera que es «innecesaria» una acera tan ancha. «Nosotros ya andamos bien por aquí, pero ahora los coches lo tienen más complicado para aparcar. Estamos contentos con las obras, pero a lo mejor no hacía falta tanto espacio para caminar», señala.

La reordenación de la calle Barraca también ha cambiado por completo el aspecto de esta céntrica vía marinera, donde del aparcamiento en batería se ha cambiado a una configuración de estacionamiento en cordón. «Caben la mitad de los coches», lamenta un vecino, mientras que otro le replica «la cuestión es quejarse». «Ahora la calle está mucho más bonita y da gusto pasear por ella», trata de persuadirle. En Barraca, además, en los cruces el asfalto imita el antiguo adoquinado, lo que sirve también para advertir a los coches de que deben aminorar la marcha.

En total se está trabajando en la remodelación de 11 calles. En siete de ellas (Barraca, Reina, Doctor Lluch, Mariano Cuber, Vicente Gallart, Justo Vilar y Amparo Guillén) se amplían las aceras y se pavimenta con asfalto fonoabsorbente para reducir el ruido del tráfico. En otras cuatro calles transversales peatonales (Iglesia del Rosario, Teatro de la Marina, Justo Vilar y Columbretes) se están cambiando las baldosas.