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Los servicios básicos en las pedanías

Cuando ir a por el pan es un lujo

Los 15 pueblos que pertenecen a la ciudad no logran frenar la pérdida de servicios, mientras el ayuntamiento trata de aumentar las dotaciones básicas

Hace muy poco que el único bar de Poble Nou bajó sus persianas. j. b. roig

Los pueblos que desde finales del siglo XIX se incorporaron a València cuentan con un valor paisajístico incalculable. Los del sur son privilegiados centinelas del Parc Natural de l´Albufera, mientras los del norte y el oeste conservan parte de la huerta milenaria. Las 15 pedanías administrativas (17 núcleos reales) del «cap i casal» han recobrado gran parte de su protagonismo con el Govern de la Nau, que ha dejado en desuso ese nombre para devolverles parte de su identidad con la denominación «Pobles de València». A pesar de la apuesta del ayuntamiento y sus crecientes inversiones en infraestructuras, las carencias superan a lo que reciben. Además no se ha logrado frenar la despoblación que están sufriendo algunos de estos territorios -ante la imposibilidad de crecer en suelo protegido- y, sobre todo, es constante la pérdida de servicios básicos. la Punta se lamentaba hace unos días el cierre de su única farmacia y por ejemplo en Poble Nou hace poco echó el cierre el único bar. Ir a por el pan en muchas de ellas, como Cases de Bàrcena, ya no es posible, y navegar por internet a velocidad del siglo XXI (fibra) es toda una quimera. Otros servicios del «primer mundo», como Valenbisi o un transporte público con frecuencias dignas, tampoco están a su alcance, al igual que algo tan esencial como que los niños jueguen en un parque o den patadas a un balón en una cancha deportiva.

Es cierto que muchos de los «Pobles de València» no alcanzan el ratio de habitantes mínimo para optar a muchas de las infraestructuras, pero también es cierto que son núcleos singulares e históricos que merecen un tratamiento especial. De no ser así, el futuro de l´Horta o l´Albufera podría tambalearse si no hay nadie que cuide, trabaje y vigile su entorno. En todo caso hay que diferenciar los grandes pueblos, como Benimàmet (casi 13.000 personas), Castellar-l´Oliveral (7.000) o la Torre (5.000), de las pequeñas pedanías que no llegan a los mil habitantes. Las grandes carencias se concentran en estas últimas.

En los Pobles del Nord la situación de los servicios es crítica. En Cases de Bàrcena no tiene ni horno, ni farmacia ni un pequeño ultramarinos, pero lo más grave es que es el único pueblo que no cuenta con consultorio médico, por lo que sus vecinos deben desplazarse a Almàssera si están aquejados de alguna enfermedad o simplemente necesitan medicinas. Tampoco disponen con una instalación deportiva mínima ni zona verde. Y eso sin contar el núcleo de Mauella, que también depende administrativamente de esta pedanía, aunque cuenta con solo 47 personas censadas.

Poble Nou es otro de los pueblos donde apenas hay servicios. La tienda de la cooperativa ofrece lo básico a muchos de los habitantes de las alquerías disgregadas por la huerta, pero es lo único que queda. Ni horno, ni banco, ni bar... Nunca ha tenido farmacia, pero tampoco una instalación deportiva mínima. La conexión a internet es pésima y no hay opción de contratar fibra.

En Carpesa sí consiguieron que el internet de alta velocidad llegara al pueblo, pero en los vecinos Borbotó o Benifaraig comprueban con desazón que los cables están listos para llegar a sus calles, pero las compañías de telecomunicaciones no tienen ningún interés en conectarlos porque no son núcleos rentables.

Benifaraig y Borbotó exigen instalaciones deportivas mínimas y junto al resto de pueblos del norte de la ciudad, reclaman un transporte público con frecuencias dignas, ya que la línea 26 de la EMT ofrece un servicio muy mejorable.

Todos los pueblos del norte, incluido Massarrojos, han perdido sus sucursales bancarias, por que los más mayores han de desplazarse a otras localidades vecinas para cobrar su pensión o realizar cualquier trámite.

Conectividad para el sur

En la Punta, que debería considerarse Poble del Sud pero administrativamente está localizada en el distrito de Quatre Carreres, la situación es similar a la que viven en Poble Nou o Cases de Bàrcena, con un déficit casi total de todo tipo de servicios, pero con el agravante de que la autovía al Saler, el ferrocarril y la ZAL destrozaron por completo el paisaje y la vida de sus habitantes, al partir la población en dos.

En Pobles de l´Oest, Benimàmet goza de muchos servicios por su gran volumen de población. Aún así, y comparado con municipios similares, está infradotado. No cuenta aún con un edificio multiusos ni tampoco con una alcaldía digna. Beniferri, que depende administrativamente de Benimàmet, está prácticamente engullida por València y todos los servicios los encuentra en el «cap i casa».

Por último, en Pobles del Sud la demanda generalizada es un servicio de autobús de la EMT con frecuencias dignas, ya que la línea 25 en algunos casos pasa cada 45 minutos. También reclaman mejores conexiones ciclopeatonales, como el Forn d´Alcedo, la Torre o Castellar, los dos últimos con mucha población e infraestructuras «justas» para cubrir las necesidades mínimas.

En Pinedo también reclaman una pequeña instalación deportiva para sus jóvenes; el Saler no cuenta con ningún lugar donde practicar deporte tras desmantelar el polideportivo, ni una alcaldía en condiciones; el Palmar espera contar algún día con un centro cívico y junto al Perellonet considera insuficiente el servicio de atención médica que reciben sus vecinos.

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