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El centro histórico y el paseo marítimo se llenan de grandes maceteros

Las restricciones han afectado a la carga y descarga, que ahora ha de operar más lejos de su destino

El impacto que los atentados yihadistas está teniendo en el urbanismo de València puede verse ya en todo el centro de la ciudad y en el paseo marítimo, espacios de especial afluencia de personas a los que precisamente se les estaba dando la apariencia visual y real de espacios abiertos.

Centradas casi exclusivamente en la colocación de grandes maceteros, replegados, por cierto, de otros parques y plazas de la ciudad, estas medidas comenzaron a instalarse el pasado miércoles en las plazas de la Virgen y la Reina. En sus principales accesos ya se venían colocando habitualmente patrullas de la Policía Nacional y de la Policía Local, pero ahora se ha cerrado todo el perímetro por la calle Caballeros y también la calle Navellos en ambos extremos.

Por lo que respecta a la Plaza de la Reina, los obstáculos se han centrado en la acera de la izquierda según se mira a la catedral. Se trata de que los coches que giran al fondo de la plaza no puedan aceder a las terrazas de ese costado, habitualmente repleto de turistas.

El otro punto de máxima seguridad son las calles peatonales enmarcadas entre la calle Colón y la Plaza del Ayuntamiento, es decir, las calles Ribera, Paseo de Russafa y Convento Santa Clara. Todas las entradas han quedado cortadas con macetones, en algunos casos colocados dentro de la propia calzada para no obstaculizar en demasía los trabajos de carga y descarga de los numerosos locales que hay en la zona.

Finalmente, el paseo marítimo ha sido blindado parcialmente en todas sus entradas. Para este amplísimo espacio de las playas de la Malva-rosa y Cabanyal se baraja la posibilidad de colocar bloques de hormigón en todo el recorrido, pero de momento y a falta de un mayor estudio de la medida, se ha obtado por colocar maceteros en las principales entradas.

Los propios dueños de los restaurantes han asegurado que este tipo de medidas no resuelve el problema y que su opción es mantener una fuerte presencia policial, pero también reconocen que los obstáculos limitan mucho las posibilidades.

La pregunta es cómo afecta esto al funcionamiento de la ciudad y a su movilidad. Y la respuesta es que es bastante. De entrada, muchos vehículos de carga y descarga tienen que aparcar lejos de sus lugares de destino. Está pasando ya en las calles peatonales del centro de la ciudad. Y se pone en dificultad, aunque en ningún caso se bloquea, el paso de los servicios de emergencia.

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