P Usted dimitió de la ejecutiva del Bloc tras el acuerdo de Compromís con Podemos para las elecciones generales. ¿Sigue pensando que fue un error?
R No es que lo siga pensando, es que aquello que provocó mi dimisión y la de otros compañeros, es ahora la posición oficial de Compromís. Compromís es una fórmula de éxito, que debe presentarse siempre en solitario a las elecciones, y si pasadas las elecciones necesita llegar a acuerdos para configurar gobiernos de progreso, pues evidentemente tiene más cosas en común con Podemos que con el PP. Pero ya hablaremos cuando sea necesario. Lo otro es deslavazar el discurso, porque en algunas cuestiones entre Compromís y Podemos hay una brecha importante.
P ¿Que en el gobierno municipal haya tantas opiniones diversas, es un síntoma de deslealtad al pacto de gobierno o de riqueza del discurso político?
R Entra dentro de la lógica. Somos tres partidos que gobernamos juntos, pero cada uno de nosotros quisiéramos la mayoría absoluta en el gobierno. Más allá de las personas, se hace campaña, es una manera de no desaparecer ni diluirse en el gobierno. ¿Qué diferencia habría entre nosotros si no manifestamos nuestra opinión? El Ayuntamiento de València, no obstante, transmite una imagen de estabilidad que ya quisieran otras instituciones. No sé si en el último año de mandato eso cambiará, pero no creo…
P Con un PP con 9 de sus 10 concejales imputados y en su momento más bajo, ¿ve posible una remontada de la derecha de cara a las próximas elecciones?
R Yo no me planteo el escenario de perder el gobierno municipal. El PP, aunque cambiara a todos sus concejales imputados, y fuera una lista blanca, es que tiene todo un historia que es imposible esconder, con casos de corrupción, el mal uso de los bienes públicos, de falta de programación, de decisiones que nos han lastrado durante años. Además, en términos generales estamos haciendo una buena gestión.
