Dentro del programa de festejos en honor a la Virgen de la Fuensanta, Murcia reservó una jornada para el hermanamiento mariano con València, rindiendo veneración a la Patrona de la ciudad, al tiempo que gratitud a la capital hermana por los desvelos y apoyos que tuvieran los murcianos con ocasión de la riada de 1957.

Desde Valencia se desplazó un numeroso grupo de personas, casi todos Seguidores e la Virgen, quienes acudieron en primer lugar a rezar el Ángelus ante la imagen de la Virgen de los Desamparados, en su capilla de la Iglesia de la Merced -la de la Universidad de Murcia- regentada por los Padres Franciscanos, que es la capilla de la colonia de València en Murcia.

Posteriormente marcharon a la Catedral de Santa María de Murcia, a recibir la imagen de la Virgen de los Desamparados, que se encuentra habitualmente en el Museo de la Ciudad, una escultura del valenciano Ramón Granell, regalo de València a Murcia por sus favores en la riada.

Por la tarde, en la Catedral, en el marco del novenario, presidido el acto por las imágenes de las Patronas de València y Murcia, el presidente de los Seguidores de la Virgen, Juan Arturo Devís, leyó ante el numeroso público que repletaba la Catedral una plegaria y oración de agradecimiento a Murcia por su ayuda a València, y solicitó de la Virgen María, en sus dos advocaciones regionales, su eterno favor por ambos pueblos. Por la Hermandad de Caballeros de la Fuensanta, habló Alejandro Romero, quien fue el anfitrión de la expedición valenciana.

Terminando el acto religioso, hubo otro cultural en el Museo de la Catedral, en el que se recordó la riada de València, la ayuda de Murcia y el nacimiento de las relaciones marianas entre ambas tierras y gentes.