En octubre de 2016 València fue nombrada capital mundial de la alimentación sostenible. Un reconocimiento que ha puesto a la ciudad en el primer plano mundial en un tema tan importante como es qué comemos los cerca de seis mil millones de personas que habitamos el planeta y que Naciones Unidas estima que sean unos dos mil millones más hacia el año 2025. Y más del 70 % de ellos residirá en ciudades como València. Así que una de las grandes preocupaciones mundiales es cómo alimentar a esta ingente población y cómo lograr hacerlo de un modo sostenible sin alterar en exceso a un ya muy delicado equilibrio natural.

Ayer, los concejales Consol Castillo y Carlos Galiana, así como el comisario de València, Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2017, Vicente Domingo, debatieron sobre estos temas y sobre el gran evento que tendrá lugar del 19 al 21 en el palacio de Congresos y en el que se estima que estén presentes representantes de 100 ciudades de todo el mundo, así como responsables de organismos mundiales como la FAO o la ONU. De momento, como confirmaba Domingo, ya hay 70 ciudades confirmadas y entre ellas están algunas tan importantes como Nueva Delhi. Una de las urbes más grandes y más antiguas del mundo y con un peculiar sistema administrativo que funciona como si fuera un gobierno autónomo dentro de la propia India.

La concejala de Agricultura indicó que «la alimentación es el eje fundamental en el cual han de pivotar las políticas de la ciudad». Y destacó que se debe «poner en valor los productos de proximidad, así como reutilizar los alimentos». De hecho, entre los motivos por los que València fue nombrada capital mundial de la alimentación estaban la calidad de la huerta periurbana, así como la labor que se lleva a cabo en Mercavalencia o la relevancia de los Mercados Municipales, los cuales, por cierto, celebran la segunda edición del Bonic/a Fest, el próximo 16 de septiembre a partir de las 20.00 h.

Precisamente, el concejal de Comercio, Carlos Galiana, hablaba de la necesidad de «reestructurar las ciudades» ante el reto de alimentar a cada vez más personas que viven en ellas. Otro de los retos de esta capitalidad alimentaria es lograr que la alimentación sea considerada un derecho universal para «evitar el hambre en el mundo y garantizar la sostenibilidad», indicaba Domingo.