La Estación del Norte permanecerá en obras desde el año 2019 a 2022, nada más superar la celebración de su centenario, y para adaptarla, protegerla y rehabilitarla de cara a sus siguientes cien años, sea cual sea su uso. Así lo anunció ayer el presidente de Adif, Juan Bravo, durante el sencillo acto conmemorativo de la efemérides, plasmado en el descubrimiento de una minúscula placa de la Federación de Amigos del Ferrocarril de la Comunitat Valenciana, nada que ver con el estridente, casi de panteón decimonónico, que se colocó en 1952 por el centenario de la constitución de la junta fundadora del Camino de Hierro de València de Xàtiva.
Bravo dijo, en ese sentido, que «confiamos presentar el Plan Director al alcalde durante el año 2018», porque «somos conscientes en Adif de que la estación ha aguantado bien el paso de los años, pero necesita inversiones que mejoren algunos de sus aspectos y recupere el esplendor que tenía cuando se inauguró». Una actuación que forma parte de la intención de recuperar para su uso diferentes estaciones que han dejado de prestar servicio ferroviario, pero que forman parte del patrimonio histórico.
Para cuando concluyan las reformas, la Estación del Norte seguirá siendo la terminal de pasajeros. Aunque, tarde o temprano, dejará de tener esa función. Qué será del recinto cubierto es algo que el alcalde Joan Ribó reconoció que «es algo que está más verde porque también lo está la construcción de la nueva estación». La del Norte es hermana de la de Atocha, cuyas vías y andenes se convirtieron en un jardín botánico y, tal como sucederá en el futuro con la estación valenciana, «un intercambiador», pero que tendrá usos preferentes «por el simbolismo que tiene este edificio en la historia de la ciudad».
El acto de descubrimiento de la placa llega precisamente en la semana en que vuelve a tomar vigor el debate sobre el «by pass» a la Estación del Norte y la necesidad de estudiar y construir el túnel pasante que evite, tal como dijo Joan Ribó a primeros de semana, que la ciudad siga siendo, en materia ferroviaria, «el semáforo del Corredor Mediterráneo, como lo fue en su momento de Europa» y cuyo nuevo estudio informativo ha sido aprobado por el Ministerio de Fomento.
Ayer, el alcalde convirtió este tema en el argumento principal del corrillo conforme se realizaba la visita, pero su discurso era conciliador. «Sabéis que no tengo pelos en la lengua y que si tengo que decir algo, lo digo. Pero en esta ocasión tengo que referirme en términos de satisfacción y de esperanza. Hay que trabajar para consolidar estos pasos hacia delante y desde el Ayuntamiento de València vamos a seguir atentos y vigilantes. A mí me gustaría que fuera más rápido, evidentemente, y me quejo de los retrasos que hemos sufrido en el pasado, pero hoy, en los 100 años que lleva en funcionamiento esta estación, vamos a plantearlo desde un punto de vista de satisfacción», explicó.
