El tirón del turismo en la ciudad de València, que supera mes tras mes su récord de afluencia de visitantes extranjeros, sigue incrementando el interés de empresarios por promover nueva planta hotelera. Es el caso del edificio de la calle de la Paz, número 38, que en las dos últimas décadas ha albergado el consulado de Marruecos.

La familia Alcover, propietaria del inmueble, ha arrendado el edificio al empresario Francisco Figuerez, que ya tiene varios establecimientos en el centro histórico, además de alguno en las Islas Baleares. En este caso, el proyecto va a ser el de un hotel boutique, de cinco estrellas, y 36 habitaciones.

Se trata de un edificio antiguo, cuya construcción data de 1900, y que cuenta con protección patrimonial en su su estructura, escalera y forjados. Cuenta con planta baja, entresuelo y tres alturas. El inicio de las obras está previsto para abril o mayo de 2018, con un proyecto de obra de unos 15 meses.

La operación está siendo intermediada por el grupo valenciano Equilibrio Urbano, que cuenta con las mercantiles Super Arquitectura y 39º Real Estate. Según explica su gerente, Raúl de la Fuente, este proyecto, en línea con el trabajo de su firma de promoción, construcción y rehabilitación, busca «dar vida a un edificio histórico», sin intervenciones agresivas y manteniendo la línea con el entorno.

Según explica, el formato de proyectos hoteleros está virando de la compra de inmuebles hacia el arrendamiento a largo plazo. «El explotador hotelero no puede comprar ya edificios», señala. Al igual que el propietario de este inmueble, muchos titulares de edificios históricos están apostando por mantenerlos y arrendarlos a largo plazo, de modo que obtienen una buena rentabilidad y se garantizan el mantenimiento del inmueble. En este sentido, firmas como Equilibrio Urbano, que realizan proyectos integrales de localización de una propiedad, búsqueda de promotor y rehabilitación llave en mano, han encontrado un nicho de mercado.

Es fruto también de la fiebre inversora en el sector terciario que vive la capital, a caballo de las grandes magnitudes de afluencia turística y el incremento de la rentabilidad del negocio hotelero.

Como viene contando Levante-EMV, València ha captado la atención de grupos inversores, inmobiliarias internacionales y empresarios valencianos para capitalizar el tirón. La franquicia valenciana Sweet Hoteles, por ejemplo, lanzó tres aperturas en la ciudad durante el pasado 2016.

La inversión ha crecido un 162% durante 2016 y existen importantes ejemplos de conversión de edificios emblemáticos en planta hotelera. Por ejemplo, el de una casa palacio en la plaza Manises, entre la Diputación y la Generalitat, que ha arrendado la cadena valenciana Myr para convertirlo en un hotel 5 estrellas.

También esta firma, del grupo Comatel, ha invertido doce millones en la compra y rehabilitación del edificio del histórico Café Madrid para abrir un hotel de lujo junto al Palacio del Marqués de Dos Aguas de València.

O la apuesta de la cadena One Shot, que se ha quedado con la explotación del Reina Victoria y que tiene otros dos hoteles en el centro. También están entrando en el negocio hotelero grupos inmobiliarios desligados de este sector, como el promotor alemán Ratisbona, especializado en la construcción de supermercados, y que adquirió hace unos meses por unos tres millones un edificio en la calle María Cristina de València, con el objetivo de cederlo a un empresario local para su explotación.

Todas estas inversiones de los últimos tiempos han situado a la capital como sexto destino de la por detrás de Islas Canarias, Baleares, Madrid, Barcelona y Málaga. Y se esperan nuevos proyectos a corto plazo.