«Queremos ver ya realidades». La frase la lanzó ayer Charo Moreno, de la Asociación de Vecinos Cabanyal-Canyamelar, pero vino a resumir la mayoría de intervenciones de las asociaciones que acudieron al Debate del Estado de la Ciudad para colocar el altavoz a sus reclamaciones. Moreno, pese a valorar el cambio de rumbo dado por el Govern de la Nau a un barrio abocado a la demolición en la época del PP, no dudaba en exigir a Joan Ribó que ponga «fin a los conflictos de convivencia y a las casas en ruinas». «Tenemos memoria y corazón», señalaba, para enumerar los ya conocidos problemas con los solares, las drogas, el ruido, la intimidación y los okupas. Además, echó en cara a los responsables políticos que en su última visita al Cabanyal-Canyamelar

-junto al presidente Ximo Puig-, «evitaran la zona cero». «Coordinación e ideas» es lo que esperan los vecinos de las distintas concejalías implicadas en la regeneración. «No voy a pedirles paciencia porque han tenido mucha, pero sí que confíen», contestó Pere Fuset, portavoz de Compromís, que invirtió su turno de réplica política en responder a cada vecino.

Otra de las intervenciones críticas fue la de Adelaida Milla, de la Asociación de Vecinos Polo y Peirolón/Poetas Unidos, quien empezó con un contundente «Estoy aquí por estar, señor alcalde». Milla reprochó a Joan Ribó que lleva un año esperando a ser escuchada. «Su palabra para mí no es lícita», le dijo. Además de denunciar que los jardínes «dan pena» y que «las calles huelen que apestan», reclamó al equipo de gobierno que acabe con al botellón a través de medidas más coercitivas. «Ponga multas de verdad para que los padres se rasquen el bolsillo», lanzó.

Ramón Arqués, de la A VV de Natzaret, reiteró las carencias históricas del barrio, por el alto nivel de desempleo, el envejecimiento de la población y las barreras físicas que potencian el aislamiento, además de reclamar «que se haga realidad el Plan Integral de Natzaret» y el prometido Parque de Desembocadura.

Nou Moles también denunció las deficiencias que sufre en cuanto a transportes a través de Pedro Antonio Delgado Osa, quien aseguró que siguen esperando el prometido Polideportivo de Nou Moles, así como la reapertura del Parque de Bombero del Oeste. Refuerzos policiales, solares llenos de charcos, podas de árboles y mantenimiento de jardines fueron otras peticiones, así como que el solar de la calle Brasil se acondicione como aparcamiento para los vecinos. Como punto positivo destacó la habilitación de la sede de la Universitat Popular en un local de la calle Torres.

Con el turno de la Asociación de Vecinos Castellar-l´Oliveral, llegó el de la reivindicación de un trato igualitario. Matilde Ramos García echó la vista atrás para señalar «el aislamiento» que sufren desde que se ejecutó el desvío del nuevo cauce y se proyectó la ZAL. «Vuelvan la mirada hacia el Sur y terminen con las agresiones», comentaba para apuntar que no caben medidas tibias para la protección de la huerta, a la que se refirió como «despensa alimentaria». «No podemos perder ahora la oportunidad tras medio siglo de ver llenar nuestro territorio de lo que no nos era propio», zanjaba.

El Centro de Recursos Just Ramírez cedió la palabra a Per l´Horta, y Marc Ferri reivindicó que se paralice la ejecución del proyecto de la V-21, «que afectará a unos 80.000 metros cuadrados de huerta, casi 200 parcelas entre Alboraia y València». María José Broseta, de la Federación de Vecinos de València, abrió su alocución con un elocuente «estamos igual que hace un año». «Los temas no avanzan como nos gustaría y seguimos esperando un reglamento de participación», manifestaba para lanzar un tajante: «La participación real es un claro suspenso de este gobierno». Broseta vino a coincidir con algunas críticas de la oposición en cuanto a las obras sin ejecutar, la remodelación de la EMT, la okupación, las terrazas, el ruido y el botellón. «Solo se ha avanzado en el anillo cilista y los carriles bici», manifestaba.

Julia Martínez, de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico reclamó un plan de choque contra la turismofobia, protección al patrimonio comercial, más seguridad y coordinación. Entre las entidades de carácter social Luis Vaño (Asociación de Hemofilia de la CV) defendió una apuesta por políticas de accesibilidad, Trini Blanch (Assemblea de Cooperació per la Pau) puso en valor la creación del Consejo Local de Cooperación por parte del consistorio, en lo que coincidió con el el senegalés afincado en València Papa Balla Ndong (Sos Racisme), que instó a fomentar la convivencia en los barrios. Fani Boronat (Lambda) puso en valor las nuevas políticas municipales de inclusión.