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La Patatona

Patatas crujientes con imaginación

El producto básico de La Patatona procede de la empresa valenciana Lolita - Su dueña dice que siempre son «recientes» y de «primera calidad»

Patatas crujientes con imaginación

Uno de los pequeños placeres cuando uno visita una feria es pararse en un puesto de patatas fritas y pedir un cucurucho para llevar, aderezado con alguna salsa, con queso o con lo que deseemos. Este concepto, que, por cierto, es muy típico en Madrid, es el que tenía en menta Alicia Menéndez desde hace ya varios años y que decidió poner en marcha cuando, como tantas otras personas con la crisis, se quedó en paro debido a un despido laboral tras muchos años de dedicación.

No obstante, de aquella situación sacó las fuerzas y la motivación para montar lo que siempre había tenido en mente y así inauguró, durante las pasadas Fallas «la Patatona», un peculiar establecimiento ubicado en Russafa (calle Vivons, esquina con Romeu de Corbera) que se basa en patatas chips con todo tipo de «toppings».

«Aunque vivo en València desde hace 20 años, soy de Madrid y allí es muy típico que te pongan unas patatas fritas y encima unos boquerones o unas anchoas. Aquí no lo veía en ningún lado y es algo que echaba de menos, por eso decidí abrir este local».

Ahora, unos meses después, confiesa que sus clientes por excelencia son los niños, pero también gente adulta que se pasa por allí para darse «un caprichito a mitad tarde».

«Mis clientes favoritos son los niños. Les encanta este concepto y también el local. Incluso ya me llaman a mi la «patatona», es muy gracioso. Me encanta porque parece que vengan a un sitio mágico para ellos». Ella indica que los más pequeños suelen decantarse por complementos como el queso o el fuet. Por su parte, los más mayores buscan sabores más fuertes y sí apuestan por las anchoas, los boquerones o los mejillones.

Patatas recién hechas

En la Patatona apuestan claramente por la calidad y por eso compran siempre sus patatas a la empresa Lolita, de Beniflà. «Me las traen recién hechas, y yo hago todo lo posible para mantenerlas crujientes. Además, solo las aguanto dos días y si no se venden las deshecho», comenta Menéndez quien indica que «En València es difícil encontrar una patata crujiente y rica porque debido a la humedad se ponen blandas pronto». Por eso defiende su modelo de negocio y asegura que en su local «siempre te las llevarás súper crujientes y recientes».

Ella anima a la gente a probar este concepto de patatas «chips» con ingredientes tan originales como el chorizo, una de las que más triunfa, el boquerón, la anchoa o el guacamole.

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