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Obras

La última gran ampliación del Hospital Clínico

El hospital universitario crecerá de nuevo en la manzana de la antigua escuela de agrónomos tras agotar la edificabilidad de su parcela en Blasco Ibáñez - La remodelación lleva pendiente desde 2002

La última gran ampliación del Hospital Clínico

La ampliación del Hospital Clínico de València vuelve a la palestra. El proyecto, que plantea crecer en la manzana de la antigua facultad de agrónomos (vacía desde hace siete años), lleva pendiente desde 2002, cuando la Generalitat firmó un protocolo de intenciones con la Universitat Politécnica. La Conselleria de Sanidad renunció en 2010 a la ampliación por falta de financiación. Ahora el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, ha rescatado el proyecto para la que será la última gran ampliación de este hospital urbano, situado en la avenida Blasco Ibáñez, en un entorno densamente poblado y en una manzana cuya edificabilidad está ya agotada.

El Hospital Clínico Universitario ha sido objeto de varias ampliaciones y remodelaciones ligadas al crecimiento mismo de la ciudad. Su origen se remonta a 1512, cuando se refundieron los hospitales medievales en el hospital provincial. En 1787 el Clínico adquiere entidad propia dentro del antiguo hospital provincial, ubicándose en un edificio de la calle Guillem de Castro. Desde entonces el Clínico quedó vinculado a la Facultad de Medicina, una relación que se ha prolongado durante décadas y que ha hecho del centro una importante cantera de médicos valencianos.

En 1950 el hospital Clínico se traslada a Blasco Ibáñez, a su actual ubicación, junto a la Facultad de Medicina (1918-1948). En 1987 se integró en la red hospitalaria del Insalud y en 1988 fue transferido a la Generalitat. Antes, en 1986 el hospital sufrió un devastador incendio, que se propagó a la facultad de Medicina y que dejó seriamente mermada su capacidad asistencial.

A raíz del fuego, la Generalitat se plantea la primera gran ampliación del hospital, con la construcción de un edificio nuevo para el Hospital Materno-Infantil y, en paralelo, una remodelación de los edificios existentes. El proyecto acarreó un conflicto urbanístico entre el entonces conseller de Sanidad, Joaquín Colomer, y el ayuntamiento, gobernado por el también socialista Ricard Pérez Casado. El gobierno municipal estaba en pleno proceso de redacción del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) y desde un primer momento defendió la construcción de un nuevo hospital Clínico en el campus universitario de Vera argumentando que la ampliación supondría ya entonces una «sobrecarga urbanística» de la zona.

El arquitecto y autor del PGOU, Alejandro Escribano, recuerda que se reservó una parcela de uso dotacional de 40.000 m2 en la avenida Tarongers (actualmente sin edificar y usada como aparcamiento) para construir allí el hospital. «El traslado entonces era viable porque el Clínico era una portería», explica metafórimente el urbanista. Ahora, es un hospital plenamente consolidado y «lo mejor es dejarlo donde está». «La tendencia en ciudades modernas como París y Londres con grandes hospitales en sus centros urbanos es mantenerlos y mejorarlos, buscando servicios de proximidad al ciudadano y minimizar los desplazamientos en coche», añade. «Esto crea disfuncionalidades, como problemas para aparcar, pero los hospitales urbanos tienen una función muy importante y hay que apostar por mantenerlos. Llevarlos a las afueras como los centros comerciales porque así es más fácil aparcar es un error», afirma Escribano. El arquitecto reconoce que «perdimos la batalla con deportividad» frente a Colomer. Visto con perspectiva, el resultado de la ampliación proyectada por Colomer e inaugurada en 1994 fue bueno, pese a la solución «ortopédica» de las pasarelas para conectar el Clínico con el Maternal, dice Escribano.

Conselleria y ayuntamiento mantuvieron cuatro años (desde el incendio de agosto de 1986 hasta 1990) el tira y afloja. El ayuntamiento, presionado por los partidos de la oposición, especialmente el CDS, se resistía a dar carta de naturaleza a la ampliación en el PGOU y negaba la licencia de obras a la Generalitat, que amenazó con anular parcialmente el planeamiento.

El invento de las pasarelas

El ayuntamiento acabó cediendo y aceptó el recrecido del hospital y la construcción del Materno Infantil, que se conectó con el edificio existente a través de dos pasarelas y un túnel subterráneo. Las pasarelas, recuerda Alejandro Escribano, no estaban previstas en el proyecto inicial, que contemplaba ocupar «sin más» la calle Gómez Ferrer. El ayuntamiento se negó y forzó a la conselleria a construir un túnel y dos pasarelas para conectar el viejo y el nuevo edificio. Una solución algo improvisada que salvó la situación. El cierre de la calle Gómez Ferrer hubiera sido «una aberración», apunta Escribano.

En el debate sobre la ampliación o el traslado, surgieron voces como la del entonces portavoz del PP en el ayuntamiento, Martín Quirós, que planteó la ampliación del Clínico aprovechando el edificio de la Escuela de Medio Rural, diseñada en los años 60 por Cayetano Borso di Carminati, que ya había anunciado su intención de trasladarse a Vera.

La nueva ampliación del Clínico aprovechando el edificio de la antigua de agrónomos, que durante los largos años de abandono se ha degradado y ha sido okupado, es para el autor del plan general la mejor solución. «Lo mejor que pueden hacer es optimizar los espacios dotacionales». El hospital hizo en 2012 otra ampliación, de menor escala, para construir el edificio acristalado de la Fundación de Investigación del Clínico, que se empotró entre la entrada de Urgencias y la fachada trasera de la facultad de Medicina.

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