En el eterno problema de la quema de la paja del arroz, València se ha convertido en el municipio de referencia entre los pueblos de la ribera de l´Albufera. A través del Consell Agrari, la escalonada organización de la quema es la que menos problemas ha causado a las poblaciones que rodean el lago, pero además el pasado año reutilizó la paja del 21 por ciento de los tancats de su término municipal, con un total de 243.000 kilos recogidos.

Según la concejala de Agricultura, Horta y Pobles de València, Consol Castillo, la ciudad «está haciendo los deberes» con la sensible cuestión de la paja del arroz y anima al resto de municipios ribereños «a apostar por métodos más sostenibles y menos dañinos para el medio ambiente. Castillo explica que la previsión para este año es aumentar el número de kilos de paja recogida.

Un informe del Consell Agrari detalla el proceso que puso en marcha para hacer una correcta gestión de la paja del arroz y evitar molestias a la población. La quema autorizada por Conselleria en 2016 se llevó a cabo en tan solo 13 días a lo largo del mes de octubre y de la primera semana de noviembre del año pasado.

Con las tres empacadoras municipales se recogieron un total de 810 balas de paja de arroz. Cada una de ellas pesa unos 300 kg, por lo que la cifra ascendió a 243.000 kg de material vegetal retirados por el Ayuntamiento de València. En su informe técnico, el Consell Agrari explica que se coordina con todos los tancats del término municipal y con la Comunidad de Regantes del Canal del Turia para proceder a la quema controlada de los restos de la cosecha del arroz.

«Los tancats y la CR del Canal del Turia nombraron a sus responsables de quema y el Consell Agrari Municipal verificó el proceso material de ejecución de la quema en el término municipal de València, teniendo en cuenta las circunstancias climatológicas y de la dirección y fuerza del viento según informe emitido por la Central Prevención Incendios Forestales de la Generalitat Valenciana, que se recibía diariamente y siguiendo lo estipulado en la Resolución de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural del 30 de septiembre de 2016», señala el escrito en el que detalla las buenas prácticas implantadas.

Según este procedimiento llevado a cabo de manera escrupulosa y coordinada el humo de las quemas «en ningún momento afectaron a los núcleos urbanos», según las fotografías que se aportan en el informe.

Esta manera de proceder contrasta con la que llevan a cabo otros municipios, a veces de manera descontrolada y sin un calendario definido, lo que deriva en situaciones como la que se vivió en València durante dos días de octubre del año pasado, cuando la ciudad se vio envuelta por una nube de humo que provocó las quejas de la población. El humo procedía de los campos de Sueca, el municipio con mayor superficie de arrozal.

Al término de la pasada temporada se había quemado el 77 % de la superficie de arrozal del término de València (1.062,28 hectáreas) y se había recogido la paja del 21 %, quedando un 2% depositada en el campo en el Tancat de l´Illa, donde se llevan a cabo distintas técnicas de investigación.

La concejalía de Agricultura, Horta y Pobles de València plantea iniciativas para el uso de la paja del arroz recogida, como su empleo para producir diferentes clases de setas, o alimento para la ganadería mezclado con piel de naranja y evitar así su quema o abandono que genera un problema medioambiental.

También está en marcha otro proyecto que trabaja en la posibilidad de mezclar la paja del arroz con residuos plásticos igualmente procedentes y utilizados en la actividad agraria, con el objetivo de poder utilizarlos para fines como podría ser la fabricación de determinado mobiliario urbano.