«Ahora, nuestras Cruzadas son ayudar al prójimo en sus problemas». Hace siglos vivían entre oraciones y batallas. La Orden Católica del Templo, congregación religiosa seglar que hereda los rituales y preceptos de la antigua orden de los Templarios, tuvo ayer una sesión privada en la capilla del Santo Cáliz para investir a ocho nuevos componentes, cuatro caballeros y cuatro damas, llegados de toda España. Sesión realmente semiprivada, que permitió a visitantes de todo el mundo (asiáticos, suramericanos, europeos...) quedarse sorprendidos con la presencia de estandartes, capas con la cruz roja y todo un ritual de iniciación, la investidura, lo que consideran «un bautizo» ante una nueva vida, a la que llegan tras haber superado las pruebas necesarias.

Enfundados en capas con capucha negra prometieron llegar «sin coacción y limpios de corazón» y prometieron obediencia jerárquica a la orden, cumplir todos los preceptos, incluyendo servir a Cristo, contribuir a recuperar los buenos valores, mantener el secreto de los capítulos y salvar el alma propia y de los semejantes». Después, con la promesa hecha, se arrodillaron y, tras recibir tres toques con la espada templaria, el senescal les ordenaba levantarse «como Caballero Templario» o como «Dama Templaria».

«Es la primera vez en 700 años que se celebra esta ceremonia en una catedral, y qué mejor lugar que ante el Santo Cáliz», decía el senecal, Guillermo Marín. Los ocho nuevos componentes engrosarán una plantilla de cerca de 300 en toda España, «aunque estamos repartidos por todo el mundo».

A partir de ahora, los nuevos templarios deben seguir unas normas de comportamiento y protocolo. Por ejemplo: «no saludamos con dos besos a ninguna mujer que nos presenten a no ser una hermana y será un saludo con la mano o en su defecto un abrazo. Nada tampoco de saludos masones». Y es que recuerdan que no pertenecen «a ninguna logia, secta o sociedad hermética, ocultista o iniciática, como tampoco es una sociedad de amigos que se reúnen para cenar». Se declaran «humildes y austeros», porque así eran los templarios. Tienen prohibido «tomar bebidas alcohólicas cuatro horas antes de los actos de Vela de Armas e Investidura», además de pulcritud, puntualidad y templanza en las conversaciones.

Con los nuevos caballeros ya investidos, distensión: abrazos, fotos con las familias y salida a la calle por la Puerta de los Hierros, donde una banda de cornetas y tambores militar (a la que pertenece uno de los nuevos caballeros) les rindió honores. Ahora tienen toda la vida por delante para hacer el bien.