El exedil y exportavoz de València en Comú, Jordi Peris, que dejó su cargo el pasado mes de julio por cuestiones personales y tras la polémica dimisión del gerente de las Naves, Rafael Monterde, por su vinculación al caso Blasco, tiene deudas pendientes con la formación política. Así al menos lo recoge el Informe Económico de Ingresos del primer semestre de 2017 hecho público por VLC. Según este documento, ni Jordi Peris ni la que fue su asesora, Aurea Ortiz, que dejó su puesto al mismo tiempo que el portavoz, habían realizado la transferencia correspondiente al primer semestre del año. Por eso, añade el informe, «se le irán pasando remesas a fin de que regularicen su situación».

Los cargos públicos de Podemos tienen la obligación de donar parte de sus honorarios al partido. En el caso de València en Comú, la marca blanca de esta formación en el «cap i casal», las aportaciones se realizan con carácter semestral. Así lo explicó el secretario general de Podem València , Jaime Paulino, quien no pudo concretar si el exconcejal y la exasesora habían regularizado ya su situación.

El código ético de València en Comú obliga a limitar el salario de los cargos públicos a tres veces el salario mínimo interprofesional. El excedente salarial se destinará a organizaciones municipales y plataformas de barrio que fo- mentan la participación y previa consulta ciudadana.

La actual portavoz de València en Comú, María Oliver, con un sueldo anual de 79.280 euros, es la única concejala del grupo que dona directamente al partido parte de su sueldo, en concreto 10.000 euros al año. Las aportaciones de los otros dos concejales, Roberto Jaramillo y Neus Fábregas, y de los cuatro asesores del grupo (que junto con la donación de Oliver suman 30.000 euros anuales) destinan a distintos colectivos e iniciativas sociales y culturales. Entre ellas destacan la plataforma de afectados por la Hipoteca, Circolio (una asociación cultural que promueve el denominado «circo social»), el Taller de Independiencia, que trabaja para fomentar la autonomía de las personas que van en silla de ruedas, a la Comision de Ayuda al Refugiado (CEAR), a Cabanyal Horta, otro colectivo que convierte solares abandonados de este barrio del marítimo como el de los Bloques Portuarios en huertos urbanos, y a colectivos de corte cultural como Bolyval, que se dedica a fomentar las danzas bolivianas. En el primer semestre del año, Jaramilló transfirió al partido 5.100 euros y Fábregas 5.000.

Las entidades beneficiarias de las donaciones de València en Comú son elegidas, previa valoración de una comisión, por votación popular, en un proceso en el que este año han participado un centenar de personas y que se divide en cuatro tipo de proyectos: igualdad, cultura, sostenibilidad y derechos. Los ingresos de València en Comú se han visto ligeramente incrementados por las donaciones ciudadanas que este año han pasado de una media de 450 euros al mes a 600 euros.

La premisa de València en Comú con el dinero público es «la austeridad», incluso en los gastos por dietas y desplazamientos y gastos de representación, que según Paulino, los concejales de València en Comú (que como grupo municipal recibe una aportación del ayuntamiento de 17.700 euros) «pagan de su bolsillo».