La Junta de Gobierno Local aprobó el viernes la adscripción del chalet de la calle Aben Al Abbar a la delegación de Patrimonio Cultural y Recursos Culturales para destinarlo a usos culturales, una vez realizados los trabajos de rehabilitación previstos. «Este será el segundo de los espacios culturales, después de la Nau 3 (naves de Demetrio Ribes del Parque Central) que dará respuesta a las necesidades vecinales en materia de cultura y a aquellas asociaciones culturales que así lo requieran», adelantaba ayer la concejala Glòria Tello. Y fue un poco más lejos al asegurar que idéntico objetivo se persigue para el Ateneo Republicano del Cabanyal y la Alquería de Albors, en Orriols. «La idea es, en esta legislatura, llevar a término las obras completas o al menos los inicios, de esos cuatro espacios culturales públicos», incidía la edila de Compromís.

El inmueble, de propiedad municipal, consta de una planta baja y otra alta, con patios ajardinados en la parte delantera y posterior, en una parcela de 1.041 metros cuadrados. El ayuntamiento lo adquirió en 2009, por un millón de euros, pero en los últimos años presentaba un aspecto ruinoso tras varios incendios y derrumbes. En enero de 2014, cuando se encontraba en la oposición, Joan Ribó presentaba una moción a la comisión de Urbanismo para exigir al gobierno del PP que destinara las partidas económicas necesarias para su rehabilitación y que la Diputació de València hiciera efectiva la partida de 500.000 euros comprometida en un convenio entre ambas administraciones.

El edificio encierra un gran valor simbólico, ya que fue el sitio que acogió la última reunión del gobierno de la Segunda República Española. A final del verano se iniciaron los trabajos de limpieza y desescombro para proceder a su posterior rehabilitación, en la que primará la conservación de los valores arquitectónicos con valor histórico y protección de Nivel 2, pero adaptando el inmueble a la normativa actual. Un agujero en la puerta que, ahora mismo, precinta el inmueble permite ver el inicio de los trabajos.

Fin a la dejadez

«La ciudad de València, fruto de la dejadez de muchos años en el ámbito cultural sufre una carencia de infraestructuras culturales públicas en los barrios de la ciudad», explicaba Tello. «Bajo mi criterio, esta es una situación que hay que revertir y mi línea estratégica es la de ir nutriendo a la ciudad de estas infraestructuras tan habituales incluso en pueblos muy pequeños, y tan ausentes en València», razonaba la edila. «València es una ciudad de barrios y una ciudad muy potente a nivel cultural, y queremos que pueda ofrecer el máximo posible a los vecinos y vecinas de todos los barrios», manifestaba. «La cultura es un derecho, y hemos de facilitar su acceso a la ciudadanía, contando con los profesionales que se dejan la piel por hacerla posible», concluía.