El III Encuentro anual y Cumbre de Alcaldes del Pacto de Milán 2017 (Mufpp) queda inaugurado. El evento internacional reúne hasta el sábado a más de cuatrocientos alcaldes y expertos en alimentación, agricultura y cambio climático para debatir cómo aplicar sistemas alimentarios sostenibles que vinculen áreas urbanas y rurales de todo el mundo.

Con el respaldo de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el acto de apertura estuvo a cargo del alcalde de València, Joan Ribó, quien considera que este evento «supone un reconocimiento para la ciudad» porque València tiene un recorrido histórico que aproxima el campo al consumidor. Muestra de ello es la aún activa Tira de Contar, que permite a los agricultores vender directamente sus productos de la cosecha.

El objetivo, según Ribó, es promover que las ciudades reestructuren los sistemas de alimentación para que las personas se alimenten con productos de proximidad y menos ultraprocesados.

En este sentido, Carlos Galiana, concejal de Comercio de València, explicó que «estamos mirando al futuro regresando al pasado». Galiana fue el representante valenciano cuando se firmó el Pacto de Milán en 2015. Dos años después recoge en València los frutos de aquel acuerdo internacional que estableció las políticas alimentarias que la corporación municipal lleva aplicando desde entonces.

Galiana ha querido poner en valor estas iniciativas que han llegado a la ciudadanía y que demuestran la conciencia social que se ha tomado respecto a la alimentación sostenible. Los mercados municipales se han convertido en «el servicio público mejor valorado por los ciudadanos», porque se ha apostado por las políticas «que facilitan las cadenas cortas de suministros».

La FAO, agradecida con València

Marcela Villarreal, Directora de División de Asociaciones y de Cooperación Norte-Sur de FAO, ha agradecido el trabajo del Ayuntamiento por cómo ha contribuido a poner «la seguridad alimentaria de manera central en las agendas urbanas».

Villarreal ha destacado que, tras una tendencia a la baja de 10 años, el hambre ha aumentado hasta alcanzar las 815 millones de personas en el mundo. Paradójicamente, también lo ha hecho la obesidad, llegando a afectar a más de 600 millones de personas. Según Villarreal, es en las ciudades donde todos los problemas derivados de la alimentación conviven. Por ello, es necesario diseñar líneas de trabajo que lleven el derecho a una correcta alimentación a los siete mil quinientos millones de personas del mundo.