La reforma de la Policía Local de València, puesta en marcha a primeros de mes, ha despertado la comprensión de los sindicatos tradicionales (UGT y CC OO) y las críticas del Sindicato Profesional de Policía Local y Bomberos (Spplb). A juicio de los primeros, es todo lo que se puede hacer para optimizar la escasa plantilla de la que dispone el cuerpo. Para el segundo, es «una operación de maquillaje del malo, maquillaje de los chinos».

La remodelación de la Policía Local tiene como ejes principales la creación de una octava unidad que se ha instalado en el Molí del Sol, la eliminación del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) y el refuerzo del turno de noche con un centenar de agentes para atender los problemas de botellón y las molestias derivadas del ocio nocturno.

Dos semanas después de la entrada en vigor de esta reforma, los sindicatos se mueven entre la precaución y la crítica directa. Ana Odena, portavoz de Comisiones Obreras, cree que «para los recursos humanos que tenemos, se ha aplicado bien. Se está desarrollando la faena sin problemas graves». «Al menos, no tenemos quejas al respecto», añade.

A su juicio, el principal objetivo es sacar más personal a la calle y se han hecho algunas cosas en ese sentido, como por ejemplo quitar personal de la unidad centralizada para enviarla a los distritos. «Si hubiera más plantilla no se tendría que haber hecho esto», lamenta Odena, quien por otra parte aplaude que se haya reforzado la unidad de la noche.

En realidad, la falta de plantilla lo condiciona todo y en Comisiones Obreras creen, por ejemplo, que no deberían mantenerse las patrullas unipersonales después de hacerse evidente la amenaza terrorista. En este sentido, su portavoz recuerda que tras los atentados de Cataluña se anularon estas patrullas, pero que inmediatamente después se repusieron en todos los barrios con la excepción de las zonas más concurridas. «La protección es lo primero y yo creo que esto ha sido un error», explica.

Los derechos se respetan

Por su parte, Benjamín Victoria, responsable de UGT, aseguró que el sindicato «no puede meterse en decisiones políticas», en referencia a la reforma emprendida desde la Concejalía de Protección Ciudadana. «Nuestra competencia son los derechos de los trabajadores, el protocolo de horarios etc. y esas cosas se han hecho bien, con pequeños tira y afloja, pero están cumpliendo».

Y entiende que esta remodelación se ha hecho para paliar la falta de efectivos: «una plantilla de 1.575 policías, 200 menos de los necesarios, de los cuales 300 están en segunda actividad». De hecho, ellos mismos han pedido 124 plazas anuales durante los próximos cuatro años para resolver este déficit.

Pero frente a estas posturas más o menos tolerantes con los cambios, el Spplb ha puesto las críticas. Jesús Santos cree que se trata de una «operación de maquillaje» que está generando numerosos problemas.

De entrada, cree que «incrementar la noche en 30 personas» no resuelve el problema del botellón, ya que el obstáculo no es el número de agentes, sino las «herramientas» que tienen para combatirlo. En este sentido, recordó que el problema son los análisis de la bebida y el farragoso proceso que hay para imponer una multa por consumo de alcohol en la vía pública.

Por contra, se ha desmontado el Grupo de Operaciones Especiales (GOES) y «se ha dado vía libre» al «top manta», que era una de sus funciones. «Esto se ha descontrolado por completo», afirma. Y lo mismo otros servicios de día, como por ejemplo el paseo marítimo o los propios barrios, donde «se ha reducido de forma importante la vigilancia». Santos puso como ejemplo la pedanía de Benimàmet, de 14.000 habitantes, donde había ocho policías para los dos turnos y ahora solo hay un policía para el turno de mañana.

Finalmente, el Spplb se refirió a la nueva octava unidad, con sede en Molí del Sol, que a su juicio no ha hecho más que incrementar el trabajo de administración y no tiene agentes suficientes para atender el servicio. «Una patrulla se va a vigilar el ayuntamiento, otra a reforzar Benimàmet y otras a los mercados, así que no queda más que una patrulla para todo lo demás», explicó.