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La puerta a lo mejor de l'Horta es un angosto vial

Desde las rotondas de Benicalap se disfruta de la huerta de más alto valor paisajístico - El acceso se realiza por un estrecho e insuficiente camino

La mejor huerta de València, la de más alto valor paisajístico y mayor productividad, se encuentra pegada a la Ronda Nord, la enorme circunvalación que separa la ciudad de su milenario tesoro. Prácticamente desde cualquier punto de esta autopista urbana se puede pasear y disfrutar de lo mejor y lo peor: a un lado el intenso verde de las hortalizas y tubérculos, y al otro la infinita caravana de coches que emanan toneladas de gases contaminantes. Pero entre las grandes tropelías quizá una de las más absurdas está en la gigantesca doble rotonda de Benicalap, en la que se habilitó un angosto vial para acceder a l'Horta por el Camí Vell de Godella, a Poble Nou y al resto municipios del norte.

Quedémonos primero con lo bueno. Desde ese mismo punto se observa, sin necesidad de profundizar, la esplendorosa huerta del Pla de Sant Bernat, con l'Alqueria Nova de Sant Josep y l'Alqueria del Pi como primeros elementos patrimoniales de gran valor. Y es que el Camí Vell de Godella, estrecho y serpenteando entre campos de regadío, es una de las vías con mayor valor patrimonial, salpicada de casas de labranza, acequias o antiguos molinos. Un paseo más que recomendable que activa todos los sentidos. De hecho, en más de una ocasión se ha propuesto esta ruta como vía ciclopeatonal, aunque hoy en día está dominada completamente por los coches y es incluso peligroso andar o pedalear.

Desde el mismo punto observamos una de las mayores sinrazones perpetradas en los últimos años. ¿Cómo es posible que dejaran un estrecho vial, angosto y unidireccional para acceder con carros, coches, furgonetas, tractores e incluso camiones de gran tonelaje a l'Horta? Pues lo hicieron. Se construyó la faraónica Ronda Norte pero se olvidaron de hacer una puerta acceso a la altura de lo que merece l'Horta y sus habitantes. Hoy los vehículos hacen filigranas para entrar y a nadie se le ocurrió hacer una rotonda en el Camino Moncada, y sí un carísimo túnel.

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