El pleno del Ayuntamiento de València aprobó ayer los presupuestos para el año 2018, unas cuentas que el alcalde, Joan Ribó, calificó como el «mayor presupuesto de la historia» al alcanzar los 811 millones de euros, pero que la oposición rechazó por una cuestionada subida de impuestos, la falta de dinero para la limpieza o el despilfarro en personal.

Según defendió el concejal de Hacienda, Ramón Vilar, se trata de unos presupuestos «moderadamente expansivos», con 24,6 millones más que el año pasado (+3,1%), 70 millones para inversiones y una reducción de la deuda que permitirá ahorrar 6,5 millones en gastos financieros. Estas cuentas, dijo, «cubren las necesidades de la ciudad y siguen bajando la deuda. Y por mucho que se empeñen en decir que sube la presión fiscal, es falso. Eso son cuentos basados en mentiras», dijo.

Y es que desde la oposición, el tema de los impuestos fue recurrente, junto con el de la limpieza y el personal. El portavoz de Ciudadanos, Fernando Giner, recordó que el año pasado pidieron un incremento de la partida de limpieza y 5 millones para dar accesibilidad a los edificios municipales, propuestas que no se aceptaron y que ahora han llevado a la ciudad a estar sucia y a tener los edificios llenos de barreras arquitectónicas a falta de 15 días para que entre vigor la ley que obliga a eliminarlas. Concretamente en limpieza asegura que el gasto medio por ciudadanos ha bajado de 48 a 46,5 euros.

Aunque hay 24 millones más en el presupuesto, 20 de ellos son para la partida de personal, dijo Giner, con el agravante de que «ese dinero no se ha repartido equitativamente», pues en el servicio de licencias, donde se ha producido un fuerte «atasco», se ha reducido en 8 personas la plantilla, dijo. Y por lo que se refiere a la ejecución presupuestara de este año, el portavoz de Ciudadanos lamentó que aún vaya por el 37%.

El portavoz del PP, Eusebio Monzó, arremetió, por su parte, contra unos presupuestos, dijo, pensados para «satisfacer las distintas sensibilidades dentro de tripartito y no para atender lo que está pidiendo la ciudadanía». Admitió que son los presupuestos más altos de la historia, pero advirtió que hay que gestionarlos bien, marcar unos objetivos y tener una propuesta para la ciudad, cuestiones que puso en duda.

En su opinión, la mejora del empleo es fruto de la Reforma Laboral; el crecimiento del turismo se debe a las obras que hizo el anterior gobierno, muy criticadas entonces por la oposición; y que la reducción del periodo de pago a proveedores se debe a la Reforma Financiera del PP.

Por contra, Monzó, atribuye al actual gobierno municipal un incremento de la presión fiscal y una mejora de la partida de personal en 40 millones desde 2015 pese a que en 2018 sólo habrá 35 funcionarios más.

A su juicio, ese dinero va a los servicios de los concejales, mientras en la policía hay 50 agentes menos y en Bomberos han perdido otros 30.

Para el alcalde Joan Ribó, sin embargo, estas palabras son en su mayoría mentiras. De entrada, respondió a Monzó que no tiene animadversión al Gobierno, sino al PP, ya que «es el primer partido encausado por corrupción». Y luego negó que se hayan subido los tributos.

«Las grandes empresas y negocios pasan a pagar como en toda España, pero el 95% de los ciudadanos tienen los mismos impuestos», dijo. Si se han incrementado los ingresos es porque «hemos gestionado mejor el cobro de impuestos». «Nosotros queremos que la gente que tiene más pague más, no como antes», dijo el alcalde, quien añadió a estos mejores ingresos los 20 millones de transferencias de la Generalitat, un elemento que defendió «alto y claro».

Mejoras sociales

Por lo que se refiere al gasto, el alcalde citó los 6,6 millones más de asuntos sociales y la asunción de las competencias de Dependencia, por lo que pidió al delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, que no boicotee la contratación de 62 personas para los informes previos.

Habló también de la mucipalización de tres escoletes, los 5,4 millones más para policía local y bomberos, otros dos millones añadidos para el transporte público y un 20% más para los sectores económicos, entre ellos los mercados. También el turismo, el fomento de la agricultura, los planes del Cabanyal o el empleo, que incrementa la partida un 64%.

En la réplica, Monzó, reprochó a Ribó que aun no se crea que es alcalde de la ciudad. «Habla del pasado», dijo en referencia a la corrupción. De hecho, añadió, la Generalitat invierte el triple en Alicante que en València y no va a las reuniones con Fomento. Y si de problemas hablamos, el portavoz popular lamentó que no crezca la partida de fiestas o jardines. «No hace caso de lo que le dicen los ciudadanos», sentenció.

El alcalde, no obstante aseguró que atienden a los vecinos y lo hacen en tiempo. En este sentido, aseguró que la ejecución presupuestaria es mejor de lo que fue con gobiernos anteriores.